La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones indias ha generado un giro en las relaciones entre Estados Unidos y la India. Esta medida, que afecta significativamente a la economía india, podría impulsar un acercamiento entre Nueva Delhi y Pekín, a pesar de su histórica rivalidad en la región.
Durante décadas, la India fue considerada un aliado estratégico de EE.UU. para contrarrestar el crecimiento de China en el Indo-Pacífico. Gobiernos desde George W. Bush hasta Joe Biden promovieron la cooperación en defensa y comercio con Nueva Delhi. Sin embargo, la política exterior impredecible de Trump habría debilitado esta alianza, generando desconfianza en las autoridades indias.
Ante las tensiones comerciales con Washington, la India parece estar reorientando su estrategia diplomática. Reportes indican que altos funcionarios indios han mantenido encuentros con sus pares chinos, buscando normalizar relaciones a pesar de los conflictos fronterizos. Incluso se especula que el primer ministro Narendra Modi visitaría China en septiembre, lo que marcaría un hito en su acercamiento.
Este posible acercamiento resulta paradójico, dado el apoyo de China a Pakistán, rival tradicional de la India. Sin embargo, los aranceles estadounidenses y la necesidad de diversificar alianzas económicas podrían llevar a Nueva Delhi a buscar una relación más pragmática con Pekín.
Si la India profundiza su cooperación con China, el equilibrio de poder en Asia podría cambiar. Este escenario plantea desafíos para EE.UU., que perdería influencia en una región clave. Mientras tanto, los próximos movimientos diplomáticos entre India y China serán cruciales para definir el futuro geopolítico del Indo-Pacífico.
T/RNV