El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la imposición de nuevos aranceles del 50 % sobre las importaciones de productos de cobre, medida que entrará en vigor el próximo 1 de agosto. La decisión, justificada como un impulso a la industria nacional del cobre, busca reforzar la producción local y garantizar la seguridad económica del país.
Según una proclama presidencial, los gravámenes afectarán a productos semielaborados de cobre, como tubos, cables y láminas, así como a artículos derivados con alto contenido del metal. La Casa Blanca defendió la medida, calificándola de “crítica” para la seguridad nacional y asegurando que busca “nivelar el campo de juego” para las empresas estadounidenses del sector.
Además, el mandatario autorizó al secretario de Comercio, Howard Lutnick, a aplicar disposiciones de la Ley de Producción de Defensa, exigiendo que al menos el 25 % de la chatarra de cobre de alta calidad y otros materiales producidos en EE. UU. se comercialicen en el mercado doméstico. Este porcentaje incrementará progresivamente en los próximos años.
La decisión sigue a una investigación iniciada en febrero bajo la Sección 232, que permite al presidente aplicar aranceles por motivos de seguridad nacional. Trump había adelantado la medida a principios de mes, argumentando la necesidad de reducir la dependencia de importaciones.
El cobre, esencial en la fabricación de productos electrónicos, maquinaria y automóviles, podría ver incrementados sus costos, lo que, según analistas, podría repercutir en el precio final para los consumidores estadounidenses. La industria y los mercados siguen atentos al impacto de esta política en la economía nacional y las relaciones comerciales.
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