Roscio Nieves y el voto de la mujer

Por: Reinaldo Bolívar

Juan Germán está pensando en la convocatoria a un congreso elegido por todas las provincias, las parroquias. la soberanía reside en el pueblo…

Un reglamento de elecciones. No recuerda haber leído nada sobre ello. La soberanía reside en el pueblo. El 19 de abril Madariaga y él habían sido electos a mano alzada como diputados del pueblo, pero ahora se trata de que las diversas provincias seleccionen sus representantes de manera homogénea. Hay que motivar a la población, establecer como quedarán agrupadas las poblaciones. Quiénes serán los electores, cómo postularse. Entre sus cientos de libros no consigue un ejemplo. Relee la constitución de EEUU, las leyes francesas, la separación de poderes, hasta hace publicar extractos en la Gazeta de Caracas a la espera de comentarios de algún entendido que no él conociera. Conversa con los amigos abogados en la junta, con Sanz, Espejo, con Cristóbal Mendoza. Entre todos hacen una verdadera lluvia de ideas. Los de la Junta Suprema no pararon nunca de pensar de abril de 1810 a marzo de 1811..

– Todos deben votar– opina el llanero.

El tema es álgido. Roscio piensa que democracia significa que nadie debe dejar de votar. Absolutamente nadie. En las democracias más perfectas votan hombres y mujeres.

– ¿Mujeres? Creo que no debemos perder las perspectivas doctor Roscio. No recuerdo que haya una sociedad donde las mujeres elijan a sus representantes. Dice respetuoso uno de los secretarios de la Junta.

Y una vez más son sorprendidos por el precursor de la defensa de los derechos civiles y de las mujeres en Venezuela:

– Amigos míos, en el nacimiento de la iglesia de Jesucristo, cuando los apóstoles se reunieron para elegir al sustituto de Judas había una “forma de gobierno tan popular, que hasta las mujeres tenían derecho al sufragio en las asambleas. Democráticamente se trato de suplir la falta del pérfido discípulo, y por cerca de 120 votos, incluyendo el de las personas de sexo femenino, se verificó el suplemento, y quedó provista la vacante”. Colegas, cuando dejaron de sufragar las mujeres, se empezó a mitigar “la democracia, empezó la aristocracia”. Y para concluir, recuerden que a finales del siglo pasado la Revolución Francesa proclamó los derechos de la mujer.

Por momentos hubo un gran silencio entre los señores de la Junta. Bien conocían el pasado de Roscio como defensor de mujeres y difusor de los derechos a la igualdad. En Caracas, se contaban varias mujeres aguerridas que se echaban encima la carga de la casa y que eran verdaderas patriotas, pero lo del voto les parecía tan arriesgado. Sutilmente fueron disuadiendo al letrado.

– Eso ha de tener su momento Doctor Roscio, el ejemplo de los franceses no es el más afortunado, se olvidaron de sus derechos y ahora pisotean los de toda la humanidad. Y no creo que la Iglesia Católica vea hoy con buenos ojos esa historia de la naciente iglesia. Por los momentos, no busquemos más complicaciones Doctor Roscio y que voten sólo los hombres libres.

– Todos los hombres y mujeres nacen libres a imagen y semejanza de Dios. Sin colores de piel, sin mayor diferencia que los talentos..

– Lo importante ahora es ese reglamento elevtoral- Media Llamosas, para salir del tema

– Si no existe nada escrito sobre ello, habrá que escribirlo. Será el primero en América, Juan Germán– Dice gozoso Martín Tovar.

(Tomado del libro Los olvidados del Bicentenario. Juicio final al mestizo Juan Germán Roscio Nieves)