Entérate | Cómo funciona la agenda violenta del Comando Sur en Venezuela

PARAMILITARISMOSi nos basamos en la recomendación de Tidd de la «neutralización operativa de colectivos y milicias que puedan ser un obstáculo a movilizaciones de calle opositoras y control efectivo de instalaciones estratégicas en las ciudades priorizadas en el plan», podemos trazar un mapa de los asesinatos selectivos de chavistas cuando analizamos que:
– El jueves 24 de marzo asesinan en Ureña, Táchira, al diputado suplente del Consejo Legislativo del estado Táchira y militante de Tupamaro, Cesar Vera, quien cae a mano de sicarios.
– El sábado 26 de marzo en horas de la noche, unos hombres encapuchados entraron a la casa del activista haitiano-venezolano Fritz Saint Louis y le dispararon ocasionándole la muerte. El activista fue asesinado en su casa ubicada en la vía a Santa Lucía, Valles del Tuy, estado Miranda, cuando se encontraba junto a su familia y varios individuos con capucha entraron con una escopeta y le dispararon.
– El 31 de marzo fue asesinado el alcalde del municipio La Ceiba, Marco Tulio Carrillo, en el estado Trujillo. Según información extraoficial, el militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) recibió ocho impactos de proyectil y entre los involucrados en el asesinato hay un policía de Trujillo, un comerciante y un delincuente con «amplio prontuario». Este alcalde había sido votado por más del 70% de la población en su última presentación como candidato y era muy querido y respetado en su municipio.
– El 3 de abril es asesinado Ángel José Benavides Sánchez, militante de la juventud del Psuv de Cojedes, en la carretera principal hacia el sector Vallecito, a 300 metros aproximadamente de la entrada a El Castaño, parte del municipio Lima Blanco. Según las pesquisas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), el joven no fue despojado de sus pertenencias y al lado de su cuerpo se encontraron cartuchos de escopeta calibre 12 milímetros.
– Este lunes 12 de abril Omar Jesús Molina Marín, ex precandidato parlamentario del Psuv y miembro del colectivo Fundación de Acción Social Lautaro, fue ejecutado en Ciudad Caribia, estado Vargas, cuando salía de la urbanización con su moto, siendo baleado por un número desconocido de personas. Al caer de la moto por tres disparos, Molina Marín fue llevado a un matorral cercano a la vía, arrodillado y ejecutado.
Los que conocen Ciudad Caribia, describieron a Molina Marín como uno de los principales cuadros de movilización y activación del chavismo en el sector. Acorde a la estrategia de difuminar el asesinato de chavistas, como ya describimos aquí, la ejecución de esta figura del chavismo fue presentada por medios digitales como «El Pitazo».
Al terminar esta enumeración y conjugarla con el homicidio de Ricardo Durán a principio de año, el saldo de este ciclo de violencia es de seis asesinatos estrictamente políticos en lo que va de 2016 y aunque se omite su totalización, lo cierto es que cumple el rol, en parte, de neutralizar cuadros de dirección con capacidad de movilizar y activarse ante esta fase, calificada como «decisiva» por el Comando Sur.
El corredor y el escalonamiento de la violencia
Luego de que el año pasado se normalizara y naturalizara mediáticamente la utilización de granadas y el asesinato sistemático de policías por parte del «hampa», tratando la «oferta» de pago por polícías asesinados por parte de «El Picure» como una «revelación» y no como una estrategia paramilitar puesta en evidencia en este momento en Colombia, el nuevo hecho difuso y sincronizado que se ha puesto de moda en este momento es el de la fuga de reos de sedes policiales en Caracas, Zulia, Falcón, junto con una coincidente intensificación de la violencia como un hecho masivo e insoportable para los venezolanos.
Titulares con una orientación evidente como «Tres personas diarias asesinan en Valles del Tuy» del otra vez inefable El Pitazo encapsulan esta percepción y se conjugan con hechos estremecedores como el asesinato de

  • Darwin Zambrano, párroco de San José de Bolívar en el estado Táchira; Jorge González Arreaza, General de la Guardia Nacional Bolivariana; del joven cuatrista Oscar Briceño García y otros dos taxistas (Coromoto Alexander González y Oscar Ítalo Barbarito Rojas) en Sabaneta de Barinas.
  • Casos, que como el del cuatrista y los otros dos taxistas, no presentan el móvil de robo sino que son «hechos que buscan generar terror (…) estamos ante acontecimientos abominables, pues las pesquisas nos llevan a esa conclusión. El grado de ensañamiento ulterior con las víctimas del delito, va más allá de un simple robo y no buscan intereses personales», de acuerdo al ministro de Interior, Justicia y Paz, Gustavo González López.

Estos homicidios, calificados como selectivos por González López, se unen a otros episodios estremecedores en Charallave, Miranda, y más recientemente, Catia (Caracas), ampliamente cubiertos por la mediocracia, tendiendo a saturar la percepción del país con asesinatos violentos y hechos de alta carga violenta para construir un relato generalizador y que homologue la violencia irregular en un tono simplificado y monopólico, que desfigure a los actores de la guerra no convencional, encubra complicidades políticas y despolitice la muerte.
Entre estos hechos, está la detención de dos hombres en Baruta, Caracas, que planificaban acciones violentas en el CNE y el enfrentamiento con paramilitares en Barlovento, Miranda, que terminó con el hallazgo de campamentos en las cercanías del Municipio Paéz, Andres Bello y Acevedo junto al anuncio de la desarticulación de un plan de asesinato del presidente Nicolas Maduro, de acuerdo a lo que comunicó el mandatario.
Nuevamente, si unimos esta maraña de hechos junto a una nueva ola de promoción de saqueos en Mercales y Pdvales, nos encontramos que justamente en Cojedes, Barinas, Táchira, Carabobo, Falcón, Zulia, Caracas y Miranda se encuentra ese interesado eje en el que se “concentra el poderío militar de Venezuela” que el Comando Sur pretende neutralizar.
Magnificación y propagación del terror
Articulada a la demonización de la OLP y del aparato de seguridad del Estado por parte de las ONGs, los medios criollos tienen como eje la saturación del ambiente por hechos de violencia y la presentación de un Estado sobrepasado ante la aparición de bandas armadas que ponen en estado de sitio a diversos lugares de Venezuela, según afirma El Estímulo.
Esto básicamente se centra en disminuir al máximo el efecto de la acción policial en el terreno y masificar los toques de queda, asesinatos de personas por su incumplimiento, la incorporación de material armado de alta sofisticación y también de drones para su impacto noticioso, tal como lo presenta Sumarium.
A lo antes descrito, se le suma la persistencia de Sumarium, A Todo Momento y afines, de mantener como línea de propaganda la difusión de cuerpos desmembrados, decapitados, quemados que naturalicen la violencia y propaguen un clima de terror y miedo al asiduo consumidor de redes sociales y medios de este estilo.
Como observamos, esta ciudadanización del conflicto, junto a la insistencia de paros de transporte, la legitimación de los linchamientos, aún si hasta la policía de Sucre investiga a dos promotores de los mismos, se desarrolla, bajo la cubierta política del referéndum y demás engendros legales, en consonancia con la definición del jefe del Comando Sur, Tidd, de que «es necesario presionar con movilizaciones de calle, buscando fijar y paralizar a importantes contingentes militares que tendrán que ser dedicados a mantener el orden interno y seguridad del gobierno, situación que se hará insostenible en la medida en que se desaten múltiples conflictos y presiones de todo tipo».
Como vemos, el plan está en pleno movimiento desde inicios de año, cuando se fecha el informe interno del Comando Sur, y su actual condicionante continúa siendo una activa y cada vez más intensa acción del gobierno bolivariano, invisibilizada funcionalmente por toda la mediocracia.
T/ Misión Verdad (misionverdad.com)