Iglesia en Venezuela, pueblo de Dios espantado por sus pastores

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«Los obispos venezolanos carecen de una mirada imparcial sobre lo que sucede en el país»

«Por eso ante la represión exagerada y desproporcionada que ha habido en estos días contra las manifestaciones pacíficas del pueblo, yo pido al Gobierno: ¡Cese la represión! El cristiano es y debe ser siempre gente de paz. Y estamos llamados a respetar y defender los derechos humanos, los nuestros y los de los demás». Cardenal Jorge Urosa Savino

Esta fue la cita que exacerbó los ánimos del pueblo durante la multitudinaria concentración que, tradicionalmente cada miércoles santo, celebran los caraqueños para venerar a Jesús, El Nazareno de San Pablo.

Para hacer más comprensivo mi análisis quiero antes afirmar que una mayoría del pueblo chavista en Venezuela es católico y pertenece a los estratos humildes que son los que se han visto más beneficiados con la Revolución. Pero ese pueblo ya está cansado ante la falta de respeto y objetividad de la institución eclesial a la hora de expresar sus opiniones sobre el gobierno.

Los obispos venezolanos carecen de una mirada imparcial sobre lo que sucede en el país, pareciera que se enteran de la realidad mediante los medios privados de tendencia marcadamente derechista. Su discurso se sigue identificando con los grupos que promueven violencia en el país.

En esa línea emitieron un comunicado para ser leído en todas las iglesias este domingo de Ramos: «Es hora de preguntarse muy seria y responsablemente si no son válidas y oportunas, por ejemplo, la desobediencia civil, las manifestaciones pacíficas, los justos reclamos a los poderes públicos nacionales y/o internacionales y las protestas cívicas»

En el texto sugieren la desobediencia civil y las manifestaciones de calle como una alternativa. Son términos que al venezolano causan preocupación y miedo porque ya sabemos los resultados cuando la derecha ha convocado a estas manifestaciones: 11 muertos en abril de 2013 y 43 entre febrero y mayo de 2014 con más de 800 personas heridas y de ellas unas trescientas hoy discapacitadas, y siempre el saldo de víctimas lo ponen los sectores más vulnerables.

Las marchas de estos días no han sido pacíficas eso es falso, basta observar los videospara darse cuenta que la guardia nacional ha sido agredida constantemente:

Ante la violencia desatada por los manifestantes los funcionarios se han visto forzados a defenderse y a preservar el orden público que es su deber. Ya en casi dos semanas van 7 guardias nacionales heridos y 15 policías. Varios de ellos heridos de bala:

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El pasado 12 de abril fue asesinado de varios impactos de bala el niño Brayan Principal de 13 años cuando irrumpieron esos manifestantes «pacíficos» en un urbanismo de la Gran Misión Vivienda en Barquisimeto, Estado Lara. Hay hechos delictivos donde han resultado destruidos locales comerciales, instituciones como la Dirección General de la Magistratura en Caracas y personas a punto de ser linchadas por manifestantes ¿A esto se le puede llamar «manifestaciones pacíficas»?.

Por otra parte el arzobispo de Caracas emplea una expresión en su discurso que pertenece al hoy Beato y mártir Monseñor Romero cuando él dijo a su gobierno en marzo de 1980 «cese la represión». Imposible comparar la represión del gobierno de Derecha salvadoreño de 1980 que venía de una dictadura de 50 años con lo que hoy ocurre en Venezuela. Monseñor Romero había exigido a los Estados Unidos retirar su apoyo militar al régimen salvadoreño y ordenar a la misma junta de gobierno encabezada por el derechista Napoleón Duarte el «cese a la represión» de campesinos y de líderes sociales indefensos. No hay posibilidades de comparación.

En Venezuela está en juego la lucha de un pueblo que hace 18 años decidió su emancipación del bipartidismo perverso que lo había sumido en el olvido, y esa lucha le ha costado sangre y vidas de hombres y mujeres de los sectores populares.

En Venezuela el pueblo sueña y trabaja un proceso de inclusión social, no obstante todos los errores que haya tenido en su realización. La tercera edad tiene su pensión asegurada, los barrios pobres tienen médico, la vivienda para los sectores más pobres es una realidad, ya no hay bachilleres sin cupo en las universidades y es hoy el quinto país del mundo con matrícula universitaria, los jóvenes pobres tienen acceso a las artes a través de una Universidad y del Sistema Nacional de Orquestas etc.

Ese es el modelo de inclusión que más se acerca a la propuesta evangélica de Mateo 25,32 «tuve hambre y me diste de comer…» ¿Por qué entonces la propia iglesia institucional se coloca en contra de un modelo de tal naturaleza social y evangélica?

Aquí ya casi pereciera que ser cura y ser opositor al gobierno son sinónimos.Hay clérigos venezolanos que salen al exterior a denigrar de su país pero lo que no se dice en el exterior es que Venezuela ha tenido a lo largo de su historia una institución eclesial instalada en las sacristías, aburguesada y sin dimensión profética. Es una iglesia amartirial y aprofética que se ha amoldado siempre a los gobiernos de turno y a los poderes económicos, pero esa dinámica no fue posible después de llegar el presidente Chávez al Poder.

Hoy cómo lamento que los pastores no reconozcan a sus ovejas, ni respeten sus individualidades ideológicas a la hora de emitir comunicados.

Cuando estoy cerrando este artículo ¡oh sorpresa! Me encuentro con un pronunciamiento del recién electo Cardenal Baltazar Porras alabando la violencia de los manifestantes en Mérida su Arquidiócesis, ciudad que ya lleva semanas asediada por la violencia, ese tema merece una reflexión exclusiva, ahora solo les sugiero leer el pronunciamiento del arzobispo:

Mientras esto sucede la silenciosa desbandada de católicos se cuenta por miles mensual, que se van a otras iglesias cristianas o simplemente no vuelven a sus parroquias por sentirse acusados como cómplices al apoyar un modelo que sus pastores atacan constantemente. Aquí ni los pastores reconocen a sus ovejas ni las ovejas escuchan la voz de los pastores. Se invirtió la parábola evangélica de la oveja descarriada, los pastores se quedaron con una minoría en el rebaño, compuesta por quienes asienten su lejanía pastoral y las noventa y nueve dispersas que vagan sin sentido ante tanta incoherencia evangélica.

Concluyo con una cita del discurso ofrecido por el Papa Francisco a los Obispos mejicanos el 13 de febrero de 2016: «Reclínense pues, con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente, desciendan con atención y descifren su misterioso rostro… En las miradas de ustedes, el Pueblo mexicano tiene el derecho de encontrar las huellas de quienes «han visto al Señor» (cf. Jn 20,25), de quienes han estado con Dios. Esto es lo esencial. No pierdan, entonces, tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías. No se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias. Introduzcan a sus sacerdotes en esta comprensión del sagrado ministerio».

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T/Religión Digital