Hace 11 años los pueblos dieron un golpe mortal al Alca

Foto AVN
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«¡Alca, al carajo!». Esa frase retumbó hace 11 años en el estadio José María Minella de Mar del Plata, Argentina, donde miles de hombres y mujeres de diferentes países de América Latina se congregaron para alzar su voz en contra de la propuesta neoliberal de Estados Unidos.
El rechazo al Área Libre de Comercio para las Américas (Alca) fue contundente aquella tarde del 4 de noviembre de 2005. Fue en la Cumbre de los Pueblos, que se realizaba en paralelo a la IV Cumbre de las Américas, celebrada en esa ciudad balneario del sureste de la provincia de Buenos Aires, y a la que había asistido George Bush con la intensión de extender su hegemonía imperial con dicho tratado, fundamentado sobre las bases de la exclusión y las desigualdades.
Con el Alca, Washington —apoyado sólo por Panamá— buscaba a través de un tratado favorecer solo el comercio norteamericano en detrimento de las economías de las naciones suramericanas. Sin embargo, la respuesta fue un rotundo No, lo que significó además una manifestación de respaldo a los nuevos Gobiernos de izquierda que se levantaban en el continente, fortaleciendo la integración en la región principalmente con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el Alba, que había creado Caracas y La Habana un año antes.
El liderazgo del comandante Hugo Chávez, y del expresidente argentino Néstor Kirchner fue fundamental para la derrota propinada al Alca.
«Aquí en Mar del Plata está la tumba del Alca», dijo el comandante Chávez en aquella Cumbre de los Pueblos, donde la multitud se le unió con la frase «¡Alca, al carajo!». Fue un golpe mortal para ese tratado, amén del neoliberalismo.
Allí, el líder socialista también insistía en la necesidad ineludible de avanzar unidos en favor de los intereses de los pueblos, alertando además sobre lo difícil del camino hacia la emancipación ante la desesperación del imperio norteamericano de imponerse y mantenerse, por lo que llamó a mantener las luchas hasta lograr la derrota definitiva del imperialismo y sus sistemas.
«La unidad, esa debe ser nuestra divisa. Sólo unidos podremos derrotar al imperialismo y levantar a nuestros pueblos hacia una vida mejor, sólo unidos podremos hacerlo», subrayó durante su discurso en ese acto, donde estuvo acompañado por el entonces candidato a la presidencia de Bolivia, Evo Morales, y el futbolista argentino Diego Armando Maradona.
«Nosotros no sólo debemos ser enterradores del Alca sino enterradores y en mucha mayor dimensión, complejidad y profundidad, del modelo capitalista neoliberal que desde Washington arremete contra nuestros pueblos desde hace tanto tiempo», agregó y, con ello, recalcó, dar nacimiento para parir el socialismo, que debe ser consolidado y robustecido, para de esa manera honrar el legado de los libertadores.
El comandante de la Revolución Bolivariana señaló que la mejor forma era con el entierro del Alca y la consolidación del Alba, que «busca la liberación de los pueblos, la redistribución del ingreso de nuestros pueblos, la igualdad, el cambio del modelo económico productivo, la inclusión social, que no haya excluidos».
Hoy, a 11 años de aquel 4 de noviembre, nuevamente el imperio norteamericano pretende imponer su tutelaje en los pueblos latinoamericanos, a través de la puesta en marcha de diferentes maniobras como golpe de Estados y guerra no convencionales. Venezuela, tierra que vio nacer a Hugo Chávez, ha sido el blanco fundamental para el imperio.
En ese sentido, es indispensable nuevamente cerrar fila como en esa Cumbre de los Pueblos en Mar de Plata, y las palabras de Chávez cobran vigencia: «Para eso habrá que luchar mucho más duro, Simón Bolívar ofrecía una fórmula: ‘Si queremos Patria entonces constancia y más constancia, paciencia y más paciencia, trabajo y más trabajo…’ ¡Unidad, unidad, unidad y más unidad!, para tener Patria, para lograr nuestros sueños, para hacer posible la utopía, para lograr la salvación de nuestros pueblos. ¡Unidad, unidad, unidad!».
 
T/AVN