De acuerdo con la profesora María Elena Lovera, las generaciones de Francisco de Miranda y de Simón Bolívar tenían claridad sobre el proyecto de liberación continental que plantearon. Es por tal razón que los proyectos de patria grande se gestaron antes que los de patria chica.
Sin embargo, explicó Lovera, a partir del año 1830 mentes con intereses puntuales se volcaron a “demonizar” el proceso continentalista, para enfocarse solo en lo nacional. De esa manera, afirmó la profesora, en América se consolidó una fragmentación que no fue solo territorial, sino también de los imaginarios colectivos.
La socióloga presentó estos argumentos con base en su trabajo de investigación sobre Francisco de Miranda, su tiempo y la independencia de América. La exposición la hizo este jueves 13 de octubre, durante la segunda jornada del nuevo ciclo de la Cátedra de Historia Insurgente Federico Brito Figueroa, que organiza el Centro Nacional de Historia.
Lovera comentó que su investigación fue inspirada en el relanzamiento que hizo el presidente Hugo Chávez sobre la posibilidad de la integración de Nuestra América a la luz de las premisas del pensamiento bolivariano.
Asimismo, la profesora destacó el gran aporte que significó para su trabajo la investigación realizada por la profesora Carmen Bohórquez. Consideró que la obra de la historiadora es una de las más importantes del continente.
También se refirió a que Miranda debe ser valorado no solo como individuo, sino como toda una generación que fue conformando contactos y alianzas en función de la unidad y la libertad.
Recordó y compartió la visión del Generalísimo respecto a que fue el sector privado el que financió la invasión de 1492. Momento a partir del cual se inició una nueva “repartición del mundo”.
El próximo jueves la cátedra continuará su segundo ciclo en la sede del Centro Nacional de Historia. El encuentro se llevará a cabo a las 10:00 de la mañana.
T/ Prensa Centro Nacional de Historia
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