El mes de octubre inició con una movilización y pintas de murales en respaldo a la Revolución Bolivariana y el rechazo a las intervenciones imperiales hacia los pueblos insurgentes que no se someten a ningún chantaje ni opresión de gobiernos capitalistas que ponen sus garras en los recursos no renovables de cualquier Nación, es por eso que el Frente Francisco de Miranda ha venido desempeñando su trabajo político en la construcción del país a través de las misiones sociales y la expresión del arte urbano como bandera política de propaganda en contra de la guerra no convencional patrocinada por las grandes industrias de la comunicación.
El muralismo también tiene su expresión en una simbología de resistencia, constancia, trabajo, estética, por algún mensaje social que se quiera plasmar en la pared, como respuesta de la voz popular de los movimientos sociales que no se enajenan por ninguna corporación y sistema neoliberal de dominio contra los pueblos del sur.
Rengifo fue el pionero de esta expresión popular, las vivencias de una sociedad envuelta en una crisis social y espiritual se vio sumergida en los pinceles, acuarelas y paredes de la ciudad, las paredes se convirtieron en lienzos emisores que al transcurrir el tiempo dejaron de ser un modismo para convertirse en un signo propagandístico y en un arte urbano.
El Frente Francisco de Miranda tiene 13 años de fundado y se creó con el objetivo de ser un frente de vanguardia, retaguardia y de acción liberadora contra toda burguesía que se quiera imponer. La Brigada Muralista Nacional del FFM, compuesta por una docena de jóvenes, está preparada para dar la batalla en cualquier ramo comunicacional; desde el discurso hasta lo artístico.
Wiliam Ruiz, integrante de la Brigada Muralista Nacional del FFM, declaró que a pesar que han pasado más de cinco de siglos del genocidio de los europeos contra nuestros aborígenes, seguimos pagando las consecuencias de este vil atentado contra nuestra América
“Esta sociedad se puede cambiar expresando lo social en la semántica muralista. Nuestra rabia, nuestra tristeza, nuestra emoción, son parte de las debilidades y fortaleza de un contingente que se ha despegado de lo material y se ha convertido en la relación astral, espiritual y terrenal de la cosmogonía indígena”, así lo expreso Ruiz.
T/Prensa Frente Francisco de Miranda
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