El Gobierno de los Estados Unidos, dirigido por el presidente Richard Nixon, y su secretario de Estado, Henry Kissinger, influyó sobre grupos opositores al líder revolucionario Salvador Allende, financiando y apoyando activamente un golpe de Estado en Chile.
Antes de aquel 11 de Septiembre de 1973, cuando las Fuerzas Armadas lograron sitiar a Allende, ya la sociedad chilena afrontaba las arremetidas golpistas del imperio norteamericano.
El desabastecimiento, la escasez de productos, el paro de transporte y el aumento de tarifas de servicios básicos, fueron algunas de las estrategias de desestabilización que adelantó Washington para derrocar el gobierno progresista de Salvador Allende.
Escuche el siguiente trabajo sobre la estrategia golpista de Washington contra Salvador Allende.
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