Fue durante su retiro en Alemania, que el compositor ruso Sergei Rachmaninov dio a luz dos importantes obras de su repertorio: La isla de los muertos, Op. 29 y la Sinfonía N° 2 en Mi menor, Op. 27, composiciones que le devolvieron la confianza en sus capacidades para seguir dibujando la música que conmueve el alma.
Estas dos obras monumentales, que dan cuenta del brillo musical europeo a principios del siglo XX, serán traídas a la actualidad por la fuerza interpretativa de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, que este viernes, 20 de marzo, a las 4:00 pm, vuelve a presentarse en la Sala Simón del Centro Nacional de Acción Social por la Música, ubicada en el edificio FundaMusical Bolívar, en la calle Real de Quebrada Onda, en Caracas, bajo la dirección de Diego Matheuz.
La agrupación pionera de El Sistema tendrá a su cargo la escenificación del sentimiento que Rachmaninov plasmó en La isla de los muertos, luego de contemplar el cuadro homónimo de Arnold Böcklin. Esa pintura, que representa en la historia un claro ejemplo del postromanticismo, también refleja la dureza con la que el músico cuestionaba sus capacidades, luego de alejarse de la vida citadina y dedicarse con más profundidad a su oficio de compositor.
Guiada por la experiencia en la conducción operática de Diego Matheuz, la OSSBV tendrá oportunidad de embarcar al público en un paseo mitológico al que invita el poema sinfónico La isla de los muertos. En sus acordes iniciales se evoca la barca de Caronte, personaje que inspiró el cuadro y que también representa el leit motiv de esta pieza, para desembocar en un prolongado crescendo, que sugiere un encuentro de la vida y la muerte.
T/
Estas dos obras monumentales, que dan cuenta del brillo musical europeo a principios del siglo XX, serán traídas a la actualidad por la fuerza interpretativa de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, que este viernes, 20 de marzo, a las 4:00 pm, vuelve a presentarse en la Sala Simón del Centro Nacional de Acción Social por la Música, ubicada en el edificio FundaMusical Bolívar, en la calle Real de Quebrada Onda, en Caracas, bajo la dirección de Diego Matheuz.
La agrupación pionera de El Sistema tendrá a su cargo la escenificación del sentimiento que Rachmaninov plasmó en La isla de los muertos, luego de contemplar el cuadro homónimo de Arnold Böcklin. Esa pintura, que representa en la historia un claro ejemplo del postromanticismo, también refleja la dureza con la que el músico cuestionaba sus capacidades, luego de alejarse de la vida citadina y dedicarse con más profundidad a su oficio de compositor.
Guiada por la experiencia en la conducción operática de Diego Matheuz, la OSSBV tendrá oportunidad de embarcar al público en un paseo mitológico al que invita el poema sinfónico La isla de los muertos. En sus acordes iniciales se evoca la barca de Caronte, personaje que inspiró el cuadro y que también representa el leit motiv de esta pieza, para desembocar en un prolongado crescendo, que sugiere un encuentro de la vida y la muerte.
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