Mensaje del ciudadano general en jefe, Vladimir Padrino López, ministro del Poder Popular para la Defensa y comandante estratégico operacional, en ocasión de conmemorarse el bicentenario del salto a la inmortalidad del almirante Sebastián Francisco de Miranda.
“Aquel que asegura su honor dedicando su vida al servicio de la humanidad, a la defensa de la justicia y al exterminio de la tiranía, adquiere una vida de inmortalidad al dejar el marco de la materia que el hombre recibe de la naturaleza…”. esta expresión del Libertador Simón Bolívar en Guayana el 03 de septiembre de 1817, define a la perfección la trascendencia de Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, quien hace 200 años partió de la dimensión de lo terrenal y cruzó la estrecha puerta de la perennidad.
Transcurridos dos siglos, pervive en medio de nosotros el espíritu de un guerrero indomable que recorrió el mundo batallando en favor de causas nobles. Militar, político, diplomático, escritor, humanista e ideólogo; precursor de la gesta emancipadora; “el más ilustre de todos los colombianos” y “el americano universal”. combatió contra los moros al norte de África y por los Estados Unidos contra el imperio británico. Mariscal de campo en la Batalla de Valmy en 1792, la primera victoria de la revolución francesa, luego de la cual es ascendido a teniente general y que fue considerada por Von Goethe como “el inicio de una nueva fase de la historia…”. triunfador en Amberes, único latinoamericano en el arco de triunfo de parís; Napoleón diría sobre él: “lleva el fuego sagrado de la libertad en el corazón”.
Miranda es un rasgo distintivo de la venezolanidad; es el estigma que durante cientos de generaciones nos ha caracterizado como pueblo irreverente ante las tiranías, pueblo antiimperialista, amante de la justicia y la paz.
Fue además un feminista consumado que en cierta ocasión expresaría: “¿por qué en un gobierno democrático las mujeres, si bien son la mitad de la población, no están debidamente representadas, pero si se les aplica todo el vigor de la ley?”. concibió la Colombeia como parte de su cosmovisión; el sueño de una sola nación desde el sur del Misisipi hasta el Cabo de Hornos. ideó e izó por primera vez en 1806, el tricolor que sería por siempre la bandera nacional. miembro distinguido de la sociedad patriótica y firmante del acta de independencia, por la cual luchó con denuedo hasta que la adversidad lo llevó a la carraca en Cádiz, donde en forma prematura rendiría su vida este egregio venezolano.
La vigencia del pensamiento mirandino ha crecido indefectiblemente con el correr del tiempo. hoy más que nunca se reconoce la imperiosa necesidad de llevar adelante su extraordinaria visión unificadora, para que la América libre y una sola, pueda enfrentar con éxito el poder de los nuevos imperios que la acechan.
Porque su obra fue hecha con amor de patria y sentido de lo humano, está arraigada en lo más profundo de la conciencia nacionalista y el espíritu integrador de todos los latinoamericanos, quienes, como diría el comandante supremo Hugo Chávez en visita a la Sorbona el 14 de febrero de 2001, dicen hoy también: “tras los pasos de Miranda andamos”, para preservar y consolidar la soberanía e independencia, ese preciado bien que nos legaron los libertadores y que nadie jamás podrá arrebatarnos; aunque en ello se nos vaya la vida.
Alcanzar el talante y la estatura moral de este grande hombre es algo que todos debemos proponernos para cristalizar algún día su colosal proyecto y consecuentemente hacer de nuestra nación, la potencia que soñó y por la cual ofrendó su vida.
¡Que viva miranda por siempre!
¡Que viva el espíritu y pensamiento mirandino!
¡Que viva la América unida!
“Chávez vive… la patria sigue”
“Independencia y patria socialista…
viviremos y venceremos”
Vladimir Padrino López
General en jefe
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