El Gobierno Bolivariano de Venezuela denunció este lunes que la «energía no puede convertirse en arma de guerra», en respuesta al bloqueo total de las costas venezolanas ordenado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, y al asalto de dos buques petroleros en aguas territoriales del país.
La protesta formal se realizó mediante una carta enviada por el presidente Nicolás Maduro a todos los países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El canciller venezolano, Yván Gil, leyó la misiva a la prensa en vísperas de una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la agresión contra Venezuela.
En el documento, el Mandatario venezolano alerta sobre «una escalada de acciones de extrema gravedad por parte del Gobierno de EE.UU.», cuyos efectos trascienden las fronteras nacionales. El Dignatario venezolano advirtió que estas acciones no solo afectan a Venezuela, sino que «amenazan con desestabilizar a toda la región y al sistema internacional en su conjunto».
Además, el jefe de Estado venezolano hizo referencia específica a la llamada ‘Operación Lanza del Sur’, iniciativa del Pentágono que supuestamente busca «eliminar a los narcoterroristas» del hemisferio occidental. Maduro calificó esta operación como «una amenaza directa del uso de la fuerza», prohibida expresamente por la Carta de las Naciones Unidas.
La carta representa un esfuerzo diplomático del Estado venezolano para movilizar a la comunidad internacional ante lo que califica como una violación del derecho internacional. La convocatoria al Consejo de Seguridad de la ONU busca establecer un debate multilateral sobre la legalidad de las medidas coercitivas unilaterales.
Con esta acción, Venezuela busca posicionar en la agenda global el principio de que los recursos energéticos y las rutas marítimas no deben ser instrumentalizados para fines bélicos o de presión política. El llamado del gobierno venezolano enfatiza la necesidad de respetar la soberanía y promover la paz regional mediante el diálogo y el derecho internacional.
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