El reconocido animador de eventos automotrices y creador de contenido venezolano, Luis Manuel Frío Velásquez, perdió la vida mientras estaba bajo custodia en el centro de detención para migrantes «Alcatraz Alligator», una instalación de alta seguridad creada durante el gobierno de Donald Trump. Su muerte ha causado indignación y ha motivado fuertes reclamos por parte de su familia, pareja y círculo cercano.
Frío, quien había solicitado su deportación voluntaria a Venezuela, fue trasladado a este centro, donde, según denuncias, sufrió maltratos, condiciones inhumanas y negligencia médica. Su pareja ha asegurado que el joven presentaba fiebre, dolor torácico y otros síntomas graves sin recibir la atención necesaria, además de ser privado de alimentación adecuada, lo que aceleró su deterioro físico y emocional.
Activistas de derechos humanos han respaldado las denuncias y exigen una investigación internacional sobre las prácticas en este centro, señalado repetidamente por su trato abusivo hacia migrantes latinoamericanos.
Con solo 29 años, Luis Manuel era una figura carismática en el ambiente automotor y las redes sociales. Su fallecimiento no solo deja un profundo dolor en su comunidad, sino que también reabre el debate sobre las responsabilidades de EE.UU. en garantizar condiciones dignas para las personas bajo custodia migratoria.
Este caso se suma a numerosos testimonios de venezolanos y otros migrantes que reportan maltratos, discriminación y abandono en centros de detención estadounidenses. La muerte de Frío es un recordatorio urgente de que migrar no es un crimen, sino un derecho humano.
Desde Venezuela, organizaciones y familiares exigen justicia, verdad sobre las deportaciones forzadas y el respeto a la dignidad de todos los migrantes, sin importar su estatus o nacionalidad.
T/RNV
