Las catastróficas inundaciones que azotaron el centro de Texas han dejado un saldo de al menos 91 fallecidos, según confirmó este lunes la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. La mayoría de las víctimas se registraron en el condado de Kerr, donde 27 menores y personal educativo perdieron la vida en el Camp Mystic, un campamento devastado por las crecidas.
El presidente Donald Trump firmó una Declaración de Desastre Mayor para agilizar los recursos de emergencia en la zona. “Nuestros valientes socorristas tendrán todo el apoyo necesario”, aseguró Leavitt, quien destacó la visita de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, al área afectada. Sin embargo, la vocera también arremetió contra críticos demócratas: “Culpar al presidente por esta tragedia es una mentira depravada”.
Trump planea viajar a Texas este viernes, aunque la fecha podría ajustarse. Mientras, las labores de rescate continúan bajo la amenaza de nuevas lluvias. “El suelo está saturado; hasta una precipitación moderada puede empeorar la situación”, advirtió Craig Herrera, meteorólogo de Fox Weather.
Historias detrás de las cifras
Entre las víctimas identificadas están las hermanas Hanna y Rebecca Lawrence, de segundo grado de primaria, cuya familia describió su pérdida como “un vacío congelado en el tiempo”. David Lawrence, su abuelo y exeditor del Miami Herald, recordó cómo las niñas “llenaron de alegría” sus vidas.
Las autoridades instan a los residentes a mantenerse alerta. “Este es un desastre generacional”, afirmó Leavitt, mientras el Servicio Meteorológico Nacional reiteró que las alertas tempranas se emitieron correctamente. La comunidad ahora enfrenta no solo la reconstrucción, sino el duelo colectivo por vidas truncadas.
T/RNV