A través de su canal de Telegram, el ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, compartió el artículo “El origen de los colores de la bandera nacional”, escrito por la historiadora venezolana Carmen Bohórquez, quien reivindica el ingenio del prócer Francisco de Miranda al escoger los colores de este símbolo patrio.
En el texto, Bohórquez cita el diario del soldado del Ejército Colombiano James Biggs, quien acompañó a Miranda en su Expedición Libertadora y expresó: “En este día los colores Colombianos fueron desplegados a bordo por primera vez. Esta enseña está formada por los tres colores primarios que forman el arco iris. Hicimos una fiesta en esa ocasión: se disparó un cañón e hicimos brindis por los auspicios de un pendón que se espera nos lleve al triunfo de la libertad y la humanidad en un país largamente oprimido”.
Bohórquez señaló que el prócer venezolano conocía la Teoría de los Colores de Isaac Newton y Johann Wolfgang von Goethe, quienes comprobaron con el uso de un prisma que de los tres colores primarios: amarillo, azul y rojo, se podían derivar todos los demás colores, su ausencia da lugar al blanco y su fusión produce el negro. En ese sentido, destacó que Francisco de Miranda imaginaba a la América del Sur, es decir a Colombia, constituida por todas sus partes territoriales y de todas sus diversidades culturales en una sola unidad política y cultural en torno a un proyecto histórico común.
La historiadora rechazó otras explicaciones de origen del tricolor nacional, como la que afirma que Miranda escogió los colores para representar el amarillo del cabello, el azul de los ojos y el rojo de los labios de una mujer que se llega a identificar con Catalina de Rusia. También descartó la tesis que asegura que el amarillo representa el oro o la riqueza del país, el azul el mar que lo separa de la “madre patria” y el rojo la sangre derramada durante la independencia.
Bohórquez resaltó que la bandera compuesta por los colores primarios: amarillo, azul y rojo, que Miranda izó el 12 de marzo de 1806 a bordo del buque Leander, se convirtió en nuestro pendón de la libertad y afirma la identidad esencial de los americanos del sur.
T/Prensa MPPC
