«Brasil fue invitado a que formáramos parte de la carta de cooperación. Lo que hicimos hoy fue discutir exactamente la entrada de Brasil en tres organismos internacionales. Autorizamos iniciar el proceso de adhesión a la EIA, eso está aprobado”, así lo reveló el ministro de Minas y Energía del país brasilero, Alexandre Silveira.
Después de la reunión del Consejo Nacional de Política Energética, Silveira precisó que “es solo una carta y un foro de discusión de estrategias de los países productores de petróleo. No debemos avergonzarnos de ser productores de petróleo», apuntó. Interrogado sobre la preocupación que emergió entre ambientalistas por la decisión del Gobierno de ingresar en la OPEP+, el ministro respondió que se considera uno de ellos y «tienen todo mi respeto».
En las últimas dos décadas, sobre todo tras el descubrimiento de gigantescos yacimientos en aguas profundas del océano Atlántico, Brasil se ha consolidado como uno de los grandes productores del mundo y ha participado en los últimos años como «invitado» en el foro OPEP+, que le convidó a sumarse formalmente al grupo a mediados de 2023.
Al respecto, la representante de Greenpeace Brasil, Camila Jardim, consideró que con esta adhesión el país envía «la señal equivocada al resto del mundo», sobre todo en el año en que acogerá en noviembre la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), en Belém, capital del norteño estado de Pará.
«En medio de otra ola brutal de calor y sucesivos récords en las subidas de temperatura del último año, Brasil va en contra al buscar integrar un grupo que funciona como un cartel del petróleo, trabajando para sostener precios», refirió. Según Jardim, este mal paso «pone en riesgo el papel de liderazgo climático de Brasil y, en el mundo actual, ese es un liderazgo que necesitamos mucho».
Por su parte, el especialista en transición energética de Greenpeace Brasil, Pablo Nava, sostiene que el mundo necesita «nuevas estrategias» y no volver los ojos a «viejos esquemas» de explotación petrolera. Alegó que el gigante sudamericano «no necesita ingresar a la OPEP+ para tener éxito en su política internacional».
En lugar de eso, agregó, «podría profundizar sus relaciones con algunos de estos países en otros foros multilaterales para ampliar los diferentes caminos y modelos de transición energética y economía de bajo carbono, alineados con los compromisos del Acuerdo de París».
Fundada en 1960, la OPEP reúne actualmente a 13 grandes países oferentes de petróleo en el mundo, como Arabia Saudita, Irán, Irak, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela. Con el símbolo de suma, la sigla OPEP+ incluye también las llamadas naciones aliadas que no integran la organización propiamente, pero actúan de forma conjunta en algunas políticas internacionales vinculadas al comercio de petróleo y en la mediación entre miembros y no integrantes.
T/AVN