El 15 de junio de 1813 el Libertador, Simón Bolívar, declaró la Guerra a Muerte a todos los españoles.
Bolívar publicó el documento en respuesta a los numerosos crímenes perpetrados por los españoles Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y otros líderes realistas tras la caída de la Primera República.
El asesinato de republicanos a manos de los imperialistas provocó el rechazo de personajes adictos a la causa monárquica. Uno de ellos, el abogado Francisco de Heredia, oidor y regente de la Real Audiencia de Caracas, quien pidió en distintas formas el cese de las condenas, pero no sucedió.
«Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia a las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os han destruido con la muerte: que han violado los derechos sagrados de las gentes: que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación», expresa la proclama realizada en el Cuartel General de Trujillo.
El 27 de noviembre de 1820 se firma una tregua de seis meses entre España y la recién constituida Gran Colombia. Al día siguiente se firmó un Tratado de Regularización de la Guerra, el cual derogaba el decreto de guerra de 1813, abriendo paso al intercambio de cambios de prisioneros.
T/ RNV/ TelsSUR
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