El pueblo de Venezuela ratificó este miércoles su amistad y respeto al pueblo de Estados Unidos (EEUU), al que instaron a luchar por la defensa de la paz y la estabilidad frente a las pretensiones intervencionistas de su presidente, Donald Trump.
A través de una carta abierta publicada por el diario New York Times, los venezolanos advierten que las recientes medidas unilaterales impuestas por Trump también impactan a la población estadounidense, que podría sufrir alzas en el suministro de gasolina o dificultades con sus propios fondos de jubilaciones.
«Estas comportamiento no se corresponde con el lema de campaña de Donald Trump de ‘volver a hacer grande a América’. Al contrario, no harán más que crear nuevos problemas dentro y fuera de sus fronteras, haciendo más difícil la vida, tanto para los venezolanos, como para millones de ciudadanos estadounidenses, al tiempo que seguirán generando rechazo y odio mundial hacia el gobierno de los Estados Unidos, e indirectamente, hacia su pueblo, que nada tiene que ver con estas acciones belicistas», refiere el documento.
A continuación, el texto íntegro:
CARTA ABIERTA DEL PUEBLO VENEZOLANO AL PUEBLO Y GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Como Pueblo soberano, amante de la paz, nos dirigimos hoy a los ciudadanos nobles y trabajadores del respetado Pueblo de los Estados Unidos de América. Todos los estadounidenses deben saber que el Presidente Donald Trump amenazó el pasado 11 de agosto a la República Bolivariana de Venezuela con una intervención militar directa. Esta peligrosa amenaza fue rechazada por todas las naciones, y sabemos que es rechazada también por el Pueblo estadounidense. Sin embargo, dos semanas más tarde, el 25 de agosto, el Presidente Trump impuso a nuestro país severas e injustas sanciones económicas, reconociendo públicamente su intención de «aislar la economía venezolana». Es la misma estrategia que confesaron haber utilizado para derrocar el gobierno democrático de Chile, en 1973 allanando el terreno para que la despiadada dictadura de Augusto Pinochet tomase el poder.
Estas amenazas y decisiones unilaterales afectarán nuestra economía, así como los medios para obtener recursos para la alimentación, la salud, y producción, perjudicando seriamente la vida cotidiana de nuestros ciudadanos. El Presidente Trump busca una crisis política en nuestro país, forzando una salida inconstitucional del poder de nuestro Presidente Nicolás Maduro, elegido democráticamente en 2013.
Las decisiones unilaterales e ilegales del Presidente Trump no sólo afectarán al pueblo venezolano, sino también al pueblo estadounidense. Las sanciones anunciadas, ponen en riesgo nuestra condición, casi centenaria, como el proveedor de petróleo más cercano y seguro para los EEUU.
Estas sanciones también afectarán al ciudadano estadounidense común, ante la posibilidad de un alza de los precios de la gasolina, mientras que miles de trabajadores corren el riesgo de perder sus ahorros, que tanto esfuerzo les han costado, ante el impacto en los fondos de jubilación por el veto que pesa sobre los bonos venezolanos.
Estas comportamiento no se corresponde con el lema de campaña de Donald Trump de «volver a hacer grande a América». Al contrario, no harán más que crear nuevos problemas dentro y fuera de sus fronteras, haciendo más difícil la vida, tanto para los venezolanos, como para millones de ciudadanos estadounidenses, al tiempo que seguirán generando rechazo y odio mundial hacia el gobierno de los Estados Unidos, e indirectamente, hacia su pueblo, que nada tiene que ver con estas acciones belicistas.
Las temerarias decisiones de Donald Trump pretenden conducir a EEUU a una nueva aventura militar y amenaza con generar un nuevo conflicto internacional, con inimaginables repercusiones económicas y humanitarias para todo el hemisferio. Tal como ocurrió en Iraq y el resto del medio oriente, todo apunta a que el verdadero objetivo de Washington es apoderarse ilegalmente de los extensos recursos naturales con los que cuenta Venezuela. Nada justifica que jóvenes estadounidenses sean nuevamente embarcados en otro conflicto militar, mucho menos si se trata de enfrentar a un país amigo y pacifista como Venezuela.
Venezuela no es enemiga de Estados Unidos, ni representa amenaza alguna para la seguridad. Admiramos su historia, su cultura y su desarrollo científico. Para impedir que Donald Trump destruya la larga relación de amistad entre los pueblos de Venezuela y EEUU, es necesario detener esta política irracional de agresión y promover el entendimiento político.
El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le ha hecho incontables llamados al Presidente Trump, para generar acercamientos y soluciones por la vía del Derecho Internacional y el respeto mutuo. El Gobierno de EEUU ha ignorado y desconocido todas las iniciativas de diálogo que ha propuesto el Gobierno de Venezuela.
Lo único que Venezuela le exige al Presidente y el Gobierno de EEUU es respeto a nuestra soberanía y a nuestros asuntos internos. Este es un derecho natural reconocido por nuestros países, desde hace más de doscientos años.
La paz es un principio que ha guiado las relaciones entre nuestras naciones. Este es el momento de escuchar las sabias voces de los Padres Fundadores y de los Libertadores de América para derrotar las tendencias violentas y garantizar a futuras generaciones los frutos de la paz.
El Pueblo de los Estados Unidos, pueblo de paz, debe liderar los esfuerzos neutralizar las nuevas intenciones guerreristas de su gobierno. Por ello, hacemos un llamado fraterno y sincero a todos los estadounidenses de buena voluntad, para trabajar juntos por la defensa de la libertad de nuestros pueblos, el bienestar de nuestros hijos, la cooperación y la paz de nuestra región. Es el momento del diálogo y del entendimiento. No perdamos esta oportunidad. Como diría John Lennon, démosle un chance a la PAZ.
Carta traducida en Inglés
We, the People of Venezuela, wish to address the People of the United States of America. You must know that on August 11, 2017, President Donald Trump threatened the Bolivarian Republic of Venezuela with direct military intervention. This dangerous threat was rejected by all nations and by the People of the United States. Nevertheless, two weeks later, President Trump imposed severe and unfair sanctions on us, publicly admitting his intention was to economically isolate Venezuela. It is the same strategy – recognized by the U.S. Government– that was implemented to overthrow the democratic government of Chile in 1973, paving the way for the ruthless dictatorship of Augusto Pinochet to take power.
These threats and unilateral decisions will affect our economy and our means to obtain resources for food, healthcare and production, seriously impairing our citizens’ everyday life. President Trump seeks to manufacture a political crisis in our country by forcing President Nicolas Maduro out of office, even though he was democratically elected in 2013.
Furthermore, these actions also affect ordinary U.S. citizens who would face the possibility of a hike in gasoline prices, while thousands of workers risk losing their hard-earned savings as retirement funds are affected by the ban on Venezuelan bonds.
This behavior is inconsistent with Donald Trump’s campaign slogan: “Make America great again”. Rather, it creates new problems, both inside and outside the United States, making life harder both for Venezuelans and millions of U.S. citizens, while at the same time, it generates global rejection and resentment towards the U.S. government, and indirectly, towards its people, who have nothing to do with these warmongering actions.
As was the case in Iraq, we might be on the verge of an unfair and baseless military intervention, where oil is paramount. Yet nothing can justify that young Americans are driven into another military conflict, much less if it entails confronting a friendly and peaceful country such as Venezuela.
Venezuela is neither an enemy of the United States, nor does it represent a threat to its security. We admire its history, culture and scientific achievements. It is, therefore, imperative to cease this irrational policy of aggression and instead promote political understanding, so this long tradition of friendship between both countries can be made to flourish.
President Nicolas Maduro has tried to reach out to President Donald Trump several times, so as to facilitate communication and generate solutions based upon International Law and mutual respect. Regrettably, thus far, the U.S. Government has ignored and disregarded all dialogue initiatives proposed by the Venezuelan Government.
The People of the United States are a people of peace, and we believe you should lead efforts seeking to neutralize the jingoist intentions of your government. That is why we reach out to you, in fraternity and sincerity, to urge all Americans of goodwill, to join us in working together for the defense of our peoples’ freedoms, our children’s well-being, towards cooperation and peace for our region. It is a time for dialogue and understanding. Let us not miss this opportunity and in the words of John Lennon: Let’s give peace a chance.
T/AVN