Ante las señales de un enfriamiento económico, con una contracción anualizada del 0.2% en el primer trimestre y una creciente cautela de los consumidores, las empresas en Estados Unidos están implementando agresivas estrategias de reducción de costos. El objetivo principal es proteger sus márgenes de beneficio en un entorno donde las ventas comienzan a mostrar debilidad.
Compañías de diversos sectores, como la logística C.H. Robinson Worldwide y la cosmeticera Estée Lauder, han anunciado que se encuentran “optimizando sus operaciones”. Estas medidas se traducen principalmente en recortes de personal y una búsqueda exhaustiva de eficiencias en todas sus áreas de negocio para mantener la rentabilidad.
Hasta el momento, estas tácticas han permitido a muchas firmas sortear la desaceleración. Sin embargo, este primer semestre ha registrado la mayor cantidad de quiebras empresariales desde el pico de la pandemia en 2020, lo que subraya la precariedad del momento económico actual.
Una de las señales de alarma más significativas es que el reciente crecimiento en las ventas minoristas se debe casi exclusivamente al aumento de los precios, y no a un mayor volumen de productos vendidos. Esto indica una frágil resistencia del consumidor, quien sigue comprando pero menos unidades y a un coste mayor.
Los analistas advierten que este modelo es insostenible a medio plazo. El temor principal es que los consumidores alcancen su límite y dejen de aceptar los constantes incrementos de precios. De ocurrir esto, los ingresos y ganancias corporativas podrían estancarse o desplomarse drásticamente.
T/RNV
