El más reciente Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ofrece un contundente retrato del narcotráfico global y, al mismo tiempo, derrumba la narrativa fabricada durante años para criminalizar a Venezuela con la supuesta existencia del “Cartel de los Soles”.
En ningún apartado del informe se menciona a Venezuela como país productor ni distribuidor de drogas. Por el contrario, el documento concentra su análisis en el crecimiento del mercado de cocaína en Europa Occidental, la expansión de drogas sintéticas en Asia y África, y el tráfico de captagón vinculado a la crisis política en Siria.
Este silencio sobre Venezuela constituye, en sí mismo, una declaración política que desmonta las campañas internacionales de manipulación mediática y confirma que las acusaciones contra nuestro país responden más a intereses geopolíticos que a datos verificables.
Estados Unidos: el verdadero epicentro del problema
El Informe Mundial sobre Drogas 2025 confirma que el consumo global alcanzó cifras históricas en 2023: más de 316 millones de personas consumieron drogas ilícitas en el mundo. Sin embargo, el principal mercado sigue siendo Estados Unidos, que absorbe más del 40% de la cocaína producida a nivel global.
Este dato revela que la industria del narcotráfico no depende de pequeños enclaves de producción en el sur, sino de la gigantesca maquinaria de consumo instalada en el norte. La magnitud del problema en EEUU es tal, que ningún cartel podría sobrevivir sin la voraz demanda interna de esa nación.
Además, se trata de un entramado que no se limita al consumo: detrás de cada gramo que circula en las calles estadounidenses existe un aparato financiero, bancario, logístico y tecnológico que blanquea miles de millones de dólares cada año y asegura el traslado de drogas a cada rincón del territorio estadounidense. Estamos hablando de más de 9.800 millones de kilómetros cuadrados de rutas internas, redes de transporte y nodos de distribución que permiten la circulación de cargamentos sin que la “mayor potencia del mundo” logre detenerlos.
Lejos de emprender una lucha real contra este flagelo, las autoridades norteamericanas se limitan a producir espectáculos mediáticos, campañas de persecución selectiva y acusaciones contra otros países, mientras en su propio territorio las cifras de consumo y sobredosis crecen año tras año.
Voces que confirman
La politólogo Erikmar Balza subrayó que este informe “ofrece una radiografía del narcotráfico global que desmonta narrativas previamente dirigidas contra Venezuela. En ningún momento se menciona al país como productor ni como distribuidor de drogas. Por el contrario, el informe concentra su atención en el mercado de cocaína en Europa, en drogas sintéticas en Asia y África, y en el tráfico de captagón en Siria. Este silencio sobre Venezuela refuerza nuestra postura: los señalamientos que han vinculado a nuestro país con redes de narcotráfico responden más a intereses geopolíticos que a datos verificables”.
Por su parte, Simón Arrechider, Viceministro de Gestión Comunicacional, durante el encuentro de los Tanques de Pensamiento Comunal celebrado en el Teatro Teresa Carreño, afirmó con contundencia:
“La industria mundial de las drogas solo se sostiene por los altísimos niveles de consumo de Estados Unidos. Si estos niveles cayeran, colapsaría el negocio del narcotráfico internacional. No se trata únicamente de producción en países del sur, sino del complejo aparato logístico, financiero y comunicacional que requiere trasladar drogas a cada rincón del territorio estadounidense. Son más de 9.800 millones de kilómetros cuadrados de rutas internas y redes de distribución que evidencian que el problema no está en Venezuela, sino en el corazón mismo de Estados Unidos”.
El mito del “Cartel de los Soles”: un arma política
La insistencia en vincular a Venezuela con un supuesto “Cartel de los Soles” nunca ha sido respaldada por la ONU ni por organismos multilaterales. No existe en ningún informe oficial ni prueba verificable de su existencia. Se trata de un relato diseñado para:
1. Estigmatizar al Gobierno Bolivariano.
2. Criminalizar a las Fuerzas Armadas.
3. Justificar sanciones y bloqueos bajo la excusa de “lucha antidrogas”.
El Informe Mundial sobre Drogas 2025 derrumba de manera concluyente esta narrativa: Venezuela no aparece en el mapa mundial del narcotráfico porque nunca ha sido epicentro de producción ni de distribución.
Conclusión: desmontando la manipulación
Los datos de la ONU confirman lo que Venezuela ha sostenido por años:
* Venezuela no es país productor ni distribuidor de drogas.
* El mito del “Cartel de los Soles” es una construcción político-mediática sin respaldo en datos verificables.
* El verdadero motor del narcotráfico está en el consumo masivo de Estados Unidos y Europa, cuya demanda alimenta toda la cadena de producción y distribución global.
* Las llamadas “guerras antidrogas” de Washington son un espectáculo mediático, mientras el problema real crece en su propio territorio.
La omisión de Venezuela en el Informe Mundial sobre Drogas 2025 no solo desmonta las acusaciones, sino que constituye una victoria política para el pueblo venezolano: la verdad internacional está dejando en evidencia que la criminalización de nuestro país responde a intereses imperiales y no a la realidad del narcotráfico y por otra parte destapa al mundo que es EEUU el verdadero imperio de las drogas.
