Papa León XIV exhorta a los gobernantes a no pasar por alto el anhelo universal de paz

En un contexto de crecientes tensiones entre Irán e Israel, el Papa León XVI ha lanzado un enérgico llamado a la comunidad internacional. Desde la ventana del palacio pontificio en la plaza de San Pedro, el pontífice instó a los gobernantes del mundo a tomar conciencia de su profunda responsabilidad por las consecuencias de sus decisiones. Su mensaje es claro: no se puede ignorar el anhelo universal de paz que resuena en las poblaciones, especialmente entre los más vulnerables.

El llamamiento papal se produce en un momento particularmente delicado. Tras el rezo dominical del ángelus, el Papa León XVI, de origen estadounidense, se dirigió a los cientos de fieles reunidos, pidiéndoles que continuaran orando por el fin de la guerra. Sus palabras buscan ser un bálsamo en medio de la escalada de conflictos, recordando a todos que la paz no es un privilegio, sino una necesidad fundamental.

Durante su intervención, el pontífice trajo a colación una fecha de gran peso histórico: la conmemoración del 80 aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Este aniversario, según el Papa, «ha reavivado en todo el mundo el necesario rechazo a la guerra como medio para resolver conflictos». Este recordatorio histórico sirve para subrayar la devastación que la guerra puede causar y la urgencia de buscar alternativas pacíficas.

El Papa enfatizó que los líderes mundiales deben ser «conscientes de su responsabilidad por las consecuencias de sus decisiones en las poblaciones». Esta declaración pone el foco en la humanidad que sufren los conflictos, instando a los gobernantes a no ignorar las necesidades de los más vulnerables ni el deseo de paz que existe en todas las culturas. Es una apelación a la empatía y la prudencia en un mundo marcado por las divisiones.

En un gesto de esperanza, el Papa León XVI también felicitó a Armenia y Azerbaiyán por su reciente declaración de paz. Este evento, según el pontífice, es un ejemplo de que el diálogo y la diplomacia pueden prevalecer sobre la violencia. Deseó que este acuerdo «contribuya a una paz estable y duradera en el Cáucaso», mostrando que la reconciliación es posible incluso después de largos períodos de hostilidad.

Antes del ángelus, el Papa León XVI encomendó a la Virgen María el papel de guía para que «nos ayude a ser, en un mundo marcado por tantas divisiones, centinelas de la misericordia y de la paz». Inspirado por las enseñanzas de San Juan Pablo II y la juventud que acudió a Roma para el Jubileo, el Papa refuerza su mensaje de que la fe puede ser una fuerza poderosa para la reconciliación y la construcción de un futuro más pacífico. Su llamado no es solo político, sino también espiritual, buscando tocar los corazones de quienes tienen el poder de cambiar el destino de las naciones.

T/RNV