Los microplásticos son pequeñas partículas sintéticas derivadas de plásticos o petróleo, que son difíciles de eliminar debido a su diminuto tamaño, que provocan la contaminación del medio marino, terrestre y se introducen en el cuerpo humano y de los animales.
Es por ello que los investigadores de la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) – ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología – adelantan un proyecto de conversión enzimática para lograr la biodegradación de microplásticos, a través de enzimas fúngicas.
La ingeniera químico, Isabella Márquez, integrante del equipo de investigadores de la Dirección de Energía y Ambiente de la Fundación IDEA, indicó que la biotecnología permite aprovechar el potencial metabólico de especies fúngicas autóctonas venezolanas, para producir enzimas y proteínas capaces de degradar ciertos plásticos por catálisis enzimática.
“Hay enzimas hidrolasas y oxidativas como las cutinasas o las lacasas que están presentes en muchos hongos de nuestro país, adaptados a vivir en sustratos recalcitrantes como los hidrocarburos. Esto es un indicio de su capacidad de degradar moléculas químicas que no se consideraban biodisponibles como son las estructuras químicas de los polímeros sintéticos como el PET, utilizado para la elaboración de envases y botellas, así como el polietileno de alta y baja densidad, que se usa en las bolsas”, dijo.
Márquez añadió que gracias a la colaboración con el Laboratorio de Polímeros del Centro de Química del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), han realizado análisis termogravimétricos y calorimetría diferencial de barrido (TGA-DSC) para así poder complementar las evidencias de cambios en las características de los plásticos que fueron sometidos a ensayos de degradación por catálisis enzimática.
“Para esta investigación estamos usando como referencia enzimas lacasas naturales, pero también existen otras como las cutinasas o las enzimas mejoradas genéticamente o por técnicas recombinantes, que tienen capacidad oxidativa o hidrolítica, que permiten proponer y ensayar mecanismos químicos con la posibilidad de degradar distintas estructuras moleculares que son comunes en los plásticos”, enfatizó la investigadora.