Al calor del «dólar barato», el Gobierno de Javier Milei busca llegar a las elecciones legislativas con estabilidad en el aumento de precios, que en febrero del presente año registró una leve aceleración, al igual con la continuación de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un nuevo crédito.
En Argentina, Milei apuesta a mantener el control sobre la inflación con el anclaje del tipo de cambio frente a cualquier presión devaluatoria. El dato del mes de febrero reveló un manto de incertidumbre con el 2,4% de inflación mensual, apenas por encima del 2,2% de enero del año en curso, y cortó con una tendencia que el Ejecutivo transformó en su política de bandera ante el electorado.
Además, el leve ascenso respecto al mes previo estuvo impulsado por un aumento en los servicios públicos (3,7%), al calor de la quita de subsidios que repercute en el llamado «tarifazo” y, sobre todo, del sector de los alimentos (3,2%), principalmente en la carne (10% en promedio). De hecho, el presidente Milei difundió en sus redes sociales que, «limpiando» el efecto de este último rubro alimenticio, la tasa de inflación «hubiera sido del 1,8%», la más baja de su gestión.
Sin embargo, el precio más importante de la economía argentina es el dólar, cuya cotización oficial sigue muy por debajo de la inflación. Tras la decisión de reducir el ritmo de devaluación mensual del 2% al 1%, el tipo de cambio luce más «barato».
T/Sputnik