¿Por qué Europa tiene miedo a la ‘desnazificación’?

Karáeva recuerda que en su momento, el continente europeo «cayó a los pies de los nazis» en menos de seis semanas. Los reinos y las repúblicas incluso no resistieron al Wehrmacht durante la capitulación, y tampoco hubo una guerra civil ni cualquier resistencia del pueblo al nazismo alemán. En cuanto al movimiento de resistencia, fue apoyado en gran medida por los comunistas y la inteligencia soviética, cuenta la columnista.
En sus notas, el militar nazi escribe que los civiles le dieron una cálida acogida y le ofrecieron la mejor comida y el mejor vino. También hay otras pruebas de este fenómeno social. Por ejemplo, un participante del juicio contra el carnicero de Lyon, Klaus Barbie —uno de los criminales más violentos de las SS—, que trabajó en el hotel Terminus, donde se ubicaron cámaras de tortura de la Gestapo, lo calificó de «una persona muy amable que siempre le dio una buena propina».
La columnista recuerda que, paradójicamente, los nazis nunca escondían sus crímenes. Sin embargo, si bien a menudo detenían y hasta fusilaban a los judíos a plena luz del día, muy pocas personas optaron por ayudar a sus vecinos a ocultarse de la persecución nazi.
«Sí, corrían el riesgo de s   Jer ejecutados, pero los valores universales no encontraban su camino y no tenían una importancia universal en la mayoría de los casos», escribe Karáeva.
Y tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la que las tropas soviéticas eliminaron al 75% del personal de las divisiones nazis y, por lo tanto, salvaron las vidas de millones de europeos, «ellos nos pidieron regresar por donde venimos» al iniciar la guerra fría.
De hecho, Alemania fue el único país europeo que llevó a cabo una desnazificación. En cuanto a los países ocupados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, en aquel entonces, no se liberaron del yugo nazi, pues de esta manera «habrían tenido que someter a juicio y encarcelar a prácticamente todo el Gobierno», por lo que optaron por simplem   Jente «poner a cero» el período de la ocupación nazi, aunque en su tiempo enjuiciaron y hasta ejecutaron a varios colaboracionistas.
Recuerda que la industria ferroviaria de Francia proporcionó trenes en los que los nazis transportaban a los judíos y los antifascistas a los campos de exterminio. Y «solo un maquinista se negó a conducir un tren a Auschwitz. Uno. De miles. Resultó ser humano».
Y a pesar de la paz y el bienestar que han logrado los Estados europeos en las últimas décadas, es obvio que sus políticos «no pueden comprender un sencillo concepto»: en sus países, «nunca hubo una nazificación verdadera, profunda y amplia», concluye la columnista.
T/Spunik Mundo