El Gobierno Bolivariano publicó a través del Ministerio del Poder Popular para Planificación la nueva edición de Venezuela en Cifras, un informe oficial que demuestra, entre otros aspectos, los indicadores de los efectos de la guerra económica contra el país.
Refiere el texto que entre las variables de la guerra decretada por el gobierno de Estados Unidos contra el pueblo de Venezuela, se encuentran «cortar las fuentes de suministro, generar la máxima entropía a la economía venezolana, cerrar las rutas comerciales, financieras y logísticas del país».
Por los efectos del bloqueo económico, para el cierre del 2020, las líneas de financiamiento externo han encarecido hasta en cinco (5) veces los costos de importación por efectos de la logística y restricciones comerciales al cortar la posibilidad del «libre comercio» internacional.
Esto ha derivado en que los indicadores de riesgo país haya subido de manera inducida en más de 14 mil puntos en materia de inversiones y financiaciones.
Asimismo, devela la Vicepresidencia Sectorial de Planificación, que los ingresos de la República, por concepto de petróleo, se mantienen en una reducción de más del 99% en relación con el valor existente para el año 2013.
Además, refiere que por las fuertes afectaciones producto de la disponibilidad de divisas, el bloqueo y agresiones económicas las importaciones no petroleras se redujeron en casi siete veces desde el inicio de la guerra, lo que obliga al Estado venezolano a priorizar la inversión en alimentos y medicina.
«Las importaciones de alimentos, direccionadas por el Estado, pasaron de un peso cercano al 20% a más de un 50% del total de las importaciones generadas, no petroleras» refiere el informe, y agrega que «El peso relativo de los alimentos y productos de medicinas, en las importaciones, muestra la prioridad que ha otorgado la Revolución Bolivariana a la protección de la población, alcanzando el 51% del total importado para el año 2019».
Las cifras ponen en evidencia cómo la Revolución Bolivariana ha impedido la hambruna, pese a que al «direccionamiento claro de la agresión imperialista en este sentido».
Vale acotar que el término hambruna ha sido uno de los más manipulados por los voceros de la oposición que han impulsado la tesis de la «crisis humanitaria».
«Venezuela fue acreedora del reconocimiento de la FAO en los indicadores de nutrición y reducción de pobreza, en el 2013 y 2015. Es de destacar, que, como parte de la guerra, el índice de prevalencia de subalimentación es altamente sensible a las importaciones y producción interna de alimentos. Si bien la agresión no logró poner el indicador en 40 puntos, al nivel de condición crítica, el valor precedente se desplazó del nivel de bajo a moderadamente bajo» al ubicarse el índice en 12,0%”, cita el informe.
Ratifica el texto que «sin las políticas sociales los valores sociales de afectación serían cuatro veces mayores».
Otro de los indicadores que da cuenta de cómo la agresión económica afecta al país se registran en las gráficas de servicios, que por la acción del incremento de costos financieros y logísticos han visto mermada la disponibilidad de los insumos y repuestos para brindar la máxima calidad del sistema en los servicios públicos.
Según los datos del Ministerio del Poder Popular para la Atención del Agua, el volumen de agua potable por habitantes pasó de 466 m3/persona en 2013 a 271 m3/persona en 2020, mientras que el porcentaje de la calidad del recurso hídrico que había registrado 91,6 % en 2013 se ubicó en 87,5% para 2020.
En cuanto a los índices macroeconómicos, muestra el documento que el país como consecuencias del bloqueo se ha visto obligado a reducir sus reservas internacionales de 22.541 millones de dóalres en enero de 2015, a 6.386 millones de dólares para el diciembre de 2020. Esto se traduce en un descenso de por lo menos el 70%.
«Las reservas internacionales han debido ser empleadas para la alimentación y salud del país, y enfrentar la desestabilización de variables macroeconómicas, reduciendo en más de dos tercios su valor», refiere Venezuela en Cifras.
Los daños del dólar paralelo
La correlación del dólar paralelo y el Índice Nacional de Precios (INP, indicador que mide la inflación) constituyen uno de los fenómenos más llamativos dentro de la guerra económica en los últimos años. La voracidad especulativa de las divisas, muestra incluso niveles inflacionarios para la moneda extranjera.
En Venezuela, por las acciones de factores económicos externos, se registra la imposición de precios fluctuantes del dólar una situación definida por expertos en la materia económica como «inédita».
Refiere el texto que, entre el año 2015 y septiembre de 2020, el valor de la correlación existente entre el precio del dólar especulativo se elevó al 99,55%.
«La especulación cambiaria y presión externa sobre variables macroeconómicas ha generado pérdidas del país de más de 116 mil millones de dólares, así como generado una contracción de la actividad económica productiva, la agresión a la moneda tiene una correlación con la inflación de más de 90%, siendo empleada como arma para afectar la democratización al acceso a bienes y servicios, como principio de la revolución bolivariana», dictamina el informe.