Este domingo se cumplen 26 años de la rebelión del 4 de febrero de 1992, alzamiento cívico militar liderado por el comandante Hugo Chávez y freno del paquete neoliberal de la Cuarta República que mantenía al pueblo venezolano en una profunda crisis social, política y económica.
La madrugada de aquel 4 de febrero se alzó la “muchachada militar” en los cuarteles de Maracay, donde se forjó la conspiración del Movimiento Bolivariano Revolucionario MBR-200 contra las políticas neoliberales implementadas por los gobiernos de entonces, en especial el de Carlos Andrés Pérez (2 de febrero de 1989 – 21 de mayo de 1993).
Este Movimiento selló su compromiso en 1982 en el monumento al Samán de Guere, en el estado Aragua, donde se comprometieron -basados en el juramento del Libertador ante el Monte Sacro- a devolverle la dignidad al pueblo que se encontraba sumido en la pobreza.
La crisis social y política que vivían los venezolanos en los años 80 y 90 obligó a los jóvenes militares patriotas a salir de los cuarteles aquel 4 de febrero de 1992 y ponerse al lado del pueblo, que fue masacrado por la Policía y la Fuerza Armada el 27 y 28 de febrero de 1989, en el estallido social denominado El Caracazo.
En esa rebelión popular, que se inició la mañana del 27 de febrero, cuando entró en vigencia el aumento de la gasolina y del pasaje del transporte público, las fuerzas públicas del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, del partido Acción Democrática (AD), asesinaron a más de 3.000 venezolanos.
Esa brutal represión encendió la llama de la muchachada militar, que aquel 4 de febrero se alzó en armas contra la clase política dominante, la misma que mantenía a la Fuerza Armada mancillada y subordinada a los intereses del puntofijismo, de espaldas al pueblo.
“La Fuerza Armada Venezolana más nunca debe ser utilizada como lo fue por la oligarquía criolla, por las cúpulas, por las élites poderosas que a Venezuela dominaron desde siempre y por sus aliados internacionales contra el pueblo venezolano”, reflexionó Chávez desde el Hipódromo de La Rinconada el 4 de febrero de 2004, al referirse al Caracazo.
La masacre del 27 de febrero fue el detonante que llevó a las tropas rebeldes a salir de los cuarteles en 1992 para tomar por asalto el poder. Partieron desde el Cuartel Páez, en Maracay, a Caracas, para tomar el Palacio de Miraflores, centro del poder del Gobierno venezolano.
“Claro que valió la pena, tomar un fusil y salir a la medianoche a buscar un camino. No había otra alternativa, no teníamos otra salida”, expresó Chávez el año 2000 en la Plaza Bolívar de Caracas, en un acto realizado para conmemorar esa fecha.
Uno de esos soldados que se alzó en armas fue el entonces capitán Guillermo Gustavo Blanco Acosta, uno de los oficiales encargados de tomar el Batallón de Tanques Juan Pablo Ayala, en Fuerte Tiuna, Caracas. Hoy es vicepresidente de Refinación de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y miembro de la Junta Directiva de la estatal.
«Se cumplen 26 años de aquella rebelión, cuando un grupo de muchachos, al mando de los comandantes Hugo Chávez, Arias Cárdenas, Acosta Chirinos y Ortiz Contreras, nos desprendimos de nuestras carreras militares y de nuestras familias por el bien colectivo, el bien del pueblo, ese pueblo masacrado el 27 de febrero de 1989», refiere Blanco Acosta en entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias.
Convencidos de estar en el camino correcto de la historia, continuaron junto a Chávez en la lucha por concretar el proyecto de justicia social del movimiento bolivariano. El objetivo se logró en diciembre de 1998 cuando ganó las elecciones presidenciales.
Esa victoria dio paso a una estrategia de inclusión social, construida por el líder socialista y que continúa profundizando el presidente de la República, Nicolás Maduro. «Esas políticas sociales se materializan en las misiones que están dirigidas a mejorar la calidad de vida de la población, dándole la mayor suma de felicidad, con la construcción de viviendas dignas para el pueblo», expuso Blanco.
Estos logros se expresan en hechos tangibles. La inversión social en 2017 se incrementó a un 74,1 %, mientras que el empleo formal se ubicó en 60,8 %. El desempleo bajó 6 %, detalló durante su mensaje anual a la nación el presidente Maduro, en enero de 2018.
Esta inversión se traduce en un millón 932.869 nuevos hogares construidos y entregados por la Gran Misión Vivienda Venezuela entre 2011 y 2017.
Este año estiman llegar a dos millones de viviendas y se lanzará el plan de expansión de la GMVV, que involucrará a la juventud, clase media y trabajadores.
La cobertura del 93,1 % de los adultos mayores del país con sus pensiones es otro de los logros de la política social de la Revolución Bolivariana. Para el primer cuatrimestre de 2018 llegarán al 100 %. «En la Cuarta República no llegaban ni al 40 % al cierre del año», recordó Maduro en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Estos beneficios sociales son canalizados a través del Carnet de la Patria, mecanismo creado en 2017 y que actualmente atiende a 16 millones 595.140 venezolanos que poseen este instrumento para detectar las necesidades del pueblo y canalizarlas mediante un programa social.
26 años después, permanece vigente la lucha por continuar dignificando al pueblo y reivindicar el compromiso de Hugo Chávez aquella madrugada del 4 de febrero.
T/AVN