Este martes, las gestiones diplomáticas del gobierno bolivariano frenaron la maniobra promovida por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, para activar la Carta Democrática como vía para consumar un plan intervencionista contra la nación.
Como parte de ese plan, el Consejo Permanente del organismo debatió ayer la situación interna del país sin su anuencia, actuación que contraviene lo establecido en el artículo uno de la carta: ninguna de las disposiciones del instrumento autorizan a la OEA a «intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros».
Los países promotores de realizarse la sesión -Belice, Guyana, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Barbados, Bahamas, Santa Lucía y Jamaica- presentaron un documento que, al igual que el informe de Almagro, pretende abrir el camino a la activación de la carta.
El documento suscrito por los veinte países «más bien representa una violación del derecho internacional, por eso no los podemos reconocer con participantes de buena voluntad, porque ustedes con ese comunicado están promoviendo un golpe de Estado en el país», respondió el embajador venezolano ante la OEA, Samuel Moncada, tras la presentación del texto en la sesión.
La promoción de ese escrito y del informe de Almagro contó con el respaldo de medios de derecha, que impulsaron matrices como la inutilidad del diálogo promovido por el Ejecutivo venezolano como parte de una campaña internacional denunciada el pasado lunes por la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, ante la propia OEA.
Frente a ese panorama, el resultado no fue el esperado por los promotores del injerencista: el presidente del Consejo Permanente, Patrick Andrews, dijo que las intervenciones de las delegaciones serían incluidas en el acta final. Luego se levantó la sesión, que terminó sin que se aprobara la activación de las gestiones para la aplicación de la carta.
Se trata de la segunda derrota que sufre Almagro en menos de un año en su afán por abrir el camino a la intervención de Venezuela. El primer revés lo sufrió en junio de 2016, cuando se pretendió debatir sin aval del gobierno otro informe sobre los asuntos internos del país.
El resultado fue el mismo de este martes: no se votó el informe de Almagro y no se acordó la activación de la Carta Democrática por parte de las delegaciones, que en su mayoría reconoció el proceso de diálogo impulsado por el Ejecutivo venezolano.
Nueve meses después, la misma maniobra fue derrotada. «Ni se aprobó la Carta Democrática ni se aprobó el comunicado infame de la coalición de países de gobiernos de derecha. Triunfo popular, victoria popular para Venezuela. Hemos derrotado al Departamento de Estado, hemos derrotado a la Cancillería mexicana y a la derecha venezolana», expresó este martes el presidente de la República, Nicolás Maduro.
T/AVN