Hoy se cumplen 22 años del sobreseimiento de la causa que mantenía a Hugo Chávez Frías en cautiverio, luego de su histórico “por ahora” y de lo que significó aquel movimiento de pueblo y soldados, que sin saber lo que les tenía reservado el destino, se habían atrevido a retar al corrupto y gastado régimen de la Cuarta República, aun a costa de su libertad y sus vidas.
Luego de casi dos años en prisión, el comandante salió de la cárcel de Yare, ese sábado 26 de marzo de 1994, y allí fue cuando comenzó a digerir en las calles de toda Venezuela, junto a su pueblo, el sentido y la orientación que tomaba la lucha iniciada el 4 de febrero de 1992, cuando encabezó la rebelión cívico-militar contra Carlos Andrés Pérez y su paquete de medidas neoliberales y políticas hambreadoras, que comprometían aún más la estabilidad política y social de los venezolanos, refiere la Agencia Venezolana de Noticias.
Chávez iniciaba, en ese entonces, la indetenible marcha por la construcción del Proyecto Nacional Simón Bolívar, la consolidación de lo que él denominó Revolución Bolivariana del siglo XXI, el paso hacia la soberanía e independencia y la suprema felicidad del pueblo sin exclusión, enarbolando su propuesta política del Árbol de las Tres Raíces, cuyas bases están orientadas desde el pensamiento de los gigantes Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez.
De esos momentos se rescata de una entrevista que le hiciera el periodista José Vicente Rangel, el mismo día que salió en libertad y dijo: “Si aquí hay un mito en torno a Chávez y al ‘por ahora’ y lo del 4 de febrero, soy esa parte de verdad (…) Ahora, creo que sí hay un gran mito colectivo en la mente de los venezolanos. O sea, cuando hay un sueño de nación posible, que te invade tu mente, la mía y de millones de seres humanos, desde ancianos hasta niños, hombres y mujeres que habitan este territorio bolivariano, allí hay un mito colectivo y eso hace los grandes cambios de la historia. En ese mito es que creo”, relataba en tono premonitorio el líder de la rebelión, en torno a lo vivido el día de su liberación.
Chávez, que ya había establecido contacto con gente de a pie, que lo visitaba en prisión y que desde muchos polos de opinión le mostraba su irrestricto apoyo, se encontró con el pueblo de Yare para luego partir a Caracas, donde tenía previsto hablarle a los medios de comunicación en la oportunidad de anunciar los planes del movimiento bolivariano que lideraba.
De acuerdo con los testimonios recogidos en Cuentos del Arañero, ese soldado nacido el 28 de julio de 1954, en Sabaneta, estado Barinas, confesó que “estaba muy nervioso ese día, se los confieso, nervioso. ¿Qué será de mí ahora, Dios? Habíamos planificado una rueda de prensa en Los Próceres, y un grupo de amigos puso una mesita allá, un micrófono y unos periodistas. Venía yo muy asustado, se los confieso”, refería.
A pesar de los nervios, se atrevió a afirmar ante incontables interrogantes de periodistas y seguidores: “El Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 va a la calle, a la carga, a tomar el poder político en Venezuela, va a demostrarle a los politiqueros venezolanos cómo se conduce un pueblo al rescate de su verdadero destino”.
Desde su por ahora, que pasó a ser un para siempre, sus palabras atinadas calaron en el gusto popular y alimentaron la esperanza de un cambio, ansiado ante atropellos y carencias generadas por desacertadas administraciones.
Debido al compromiso con sus ideales de libertad, pero de formación militar, visitó la Academia Militar o su Casa de los Sueños Azules, donde gestó sus primeras ideas del movimiento revolucionario. “Me quité el uniforme. Lloré allá en el samán y el roble, en mi querida alma máter. Me puse un liquiliqui claro y salí”, recordó.
Al llegar a Los Próceres, mientras saludaba a amigos, familiares, compañeros de armas y pueblo en general, recibió otra señal de amor que aumentó su compromiso con aquella lucha: cuadros suyos del 4F, imágenes de Simón Bolívar, afiches y consignas alusivas a la esperanza que él había comenzado a representar para ese pueblo que lo veía como guía indiscutible para extinguir esas políticas antipopulares, llenas de imborrables manchas en lo económico y lo social, con un desempleo mayor al 11%, garantías económicas suspendidas y crecientes índices de pobreza.
En otro de sus testimonios, registrado en Cuentos del Arañero, Chávez indica que: “Cuando volteo, lo que viene es una avalancha sobre mí, una avalancha, compadre. Lo vi clarito, dije: ‘Dios mío, y ahora qué hago yo’. Tumbaron la mesa, el micrófono, ahí había una moto, se cayó; un soldado se atravesó diciéndoles que se pararan, lo tumbaron, el fusil rodó por allá. Yo rodé, me rompieron el liquiliqui. Ahí entendí mi destino”.
Pero ante la avalancha humana privó el sentido orientador del naciente líder, quien en parte de su discurso prometió: “Al lado del pueblo venezolano abriremos los caminos de la esperanza hacia un siglo XXI verdaderamente digno, hacia un país digno de ser la cuna de Simón Bolívar, el general de América”. Promesa que cumplió y su pueblo aún le retribuye con amor y lealtad.
De ese escenario se extrae una declaración testimoniada en 2012, por parte de la entonces procuradora general de la República, hoy primera combatiente, Cilia Flores, quien afirmó: “Cuando llegó a Los Próceres, rodeado de una gran multitud que casi volteaba el vehículo donde se desplazaba, lo agarraron y se lo llevaron con la fuerza de un huracán. Nunca habíamos visto aquí en Venezuela una identificación tan plena del pueblo y un líder, que se convirtió en un sentimiento nacional”.
Flores agregó: “Luego de Los Próceres se dirigió al Panteón Nacional para rendirle honores al Padre de la Patria. Por órdenes del Gobierno no querían dejarlo entrar; pero fue el pueblo quien lo defendió y lo guió hacia el sarcófago del Libertador”, aseguró.
Concentraciones, además de la de Los Próceres, se dieron en Las Acacias, en el Ateneo, en la Plaza Caracas y en la estación del metro de Propatria, antes de partir a “recorrer las catacumbas del pueblo”, por todo el país, como lo hizo Chávez, en compañía de su leal seguidor y hoy presidente de la República, Nicolás Maduro Moros.
Fueron cuatro años que antecedieron a la primera elección presidencial que ganó el Líder de la Revolución con el 56,2 por ciento del voto popular en 1998.
A 22 años de su liberación de Yare, Chávez ha dejado su huella en la historia política contemporánea signada por la construcción de un nuevo modelo de justicia social.
T/CiudadCCS/Luis Martín
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