En un informe divulgado el lunes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advierte que el aire tóxico inhalado por estos niños supera entre seis o más veces los niveles considerados seguros por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según recoge la agencia española de noticias Europa Press.
El estudio, que se basa en datos satelitales, llega a la conclusión de que los más afectados son los niños del sur de Asia, Oriente Medio y África, así como en la región del este de Asia y en el Pacífico.
El informe se publica una semana antes del inicio de la conferencia COP 22 sobre cambio climático en Marrakesh, Marruecos, e insta a los participantes a considerar con mayor urgencia el riesgo para la salud en los niños debido a las sustancias tóxicas y a ayudar a los países afectados a reducir el problema.
El director de Unicef, Anthony Lake, alerta en la introducción de «Limpiemos el aire para los niños» que la polución «contribuye de forma decisiva a la muerte al año de unos 600.000 niños menores de cinco años (…) Los tóxicos no solamente atacan los pulmones aún inmaduros de los pequeños, sino que pueden afectar a largo plazo el desarrollo del cerebro infantil».
A modo de comparación, el texto subraya que por malaria mueren anualmente 300 mil menores.
Según Unicef, en todo el mundo 2 millones de menores están expuestos a un aire considerado contaminado por la OMS. La mayoría, unos 620 millones, viven en el sur de Asia, seguidos de 520 millones en África y 450 millones en la región Asia/Pacífico. La situación más grave afecta a 300 millones de menores.
Las causas de la polución son, según el informe, las emisiones de los vehículos, de las fábricas, la quema de basura y el polvo. También tiene en cuenta la contaminación dentro de las viviendas por fuegos para cocinar o calefaccionar, sobre todo en zonas rurales.
El informe también pone de relieve el daño que el aire tóxico hace a los no nacidos. La contaminación está relacionada directamente con un aumento de la tasa de abortos y nacimientos prematuros, así como un menor peso de los bebés.
Los afectados sienten los efectos del aire tóxico durante toda su vida. La capacidad pulmonar de los niños que han crecido en este entorno se reduce un 20 por ciento, lo que equivale a crecer en un hogar donde se fume. Los estudios demuestran además que los afectados sufren problemas respiratorios al llegar a la adultez.
Unicef advierte de que se ha comprobado que las neumonías y otras enfermedades de las vías respiratorias están vinculadas a una sobrecarga de tóxicos en el aire exterior e interior de las viviendas. Están relacionadas con casi un diez por ciento de las muertes de niños menores de cinco años.
T/HispanTV