El estudiante normalista de Ayotzinapa, Julio César Mondragón, murió por «tortura física» durante el ataque de la policía de Iguala (Guerrero, sur de México) del 27 de septiembre 2014. Su asesinato no fue por un disparo de arma de fuego, como se creía previamente, informó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México.
Mondragón Fontes fue hallado sin vida la madrugada del 27 de septiembre tras el ataque que dejó 43 estudiantes normalistas desaparecidos.
El informe de la CNDH también reveló que Mondragón no fue degollado en cara y cuello por un arma punzo cortante. Explica que el arrancamiento de la piel y un ojo fue por la mordedura de depredadores (roedores y perros), tras ser asesinado.
El cuerpo del normalista presentó 64 fracturas en 40 huesos. Algunas fueron provocadas en los ocho huesos del cráneo, en 13 de los 14 huesos que conforman el esqueleto de la cara y en siete costillas izquierdas y tres derechas, entre otras. La causa de la muerte fue por traumatismo craneoencefálico, concluyó la CNDH.
Para el titular de la Oficina Especial para el caso Iguala de la Comisión, José Larrieta Carrasco, esto abre una nueva línea contra los probables responsables, debido a que «nadie está siendo investigado por tortura física contra Julio César».
Según el equipo pericial de la CNDH Mondragón se defendió de sus agresores cuando era perseguido en el camino del Andariego, en Iguala.
T/TeleSUR