La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, enfrenta fuertes críticas por su firme alineación con la política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela. Su postura, que incluye apoyo logístico al despliegue militar estadounidense en el Caribe, la ha distanciado de otros miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom).

El sábado, Persad-Bissessar declaró que Caricom “no es un socio confiable” y “ha perdido el rumbo”, acusando a la organización de menospreciar a Estados Unidos mientras apoya a Venezuela. Aseguró que su gobierno no se vincula con las políticas exteriores de otros miembros del bloque regional.

Esta posición ha generado un fuerte rechazo interno, liderado por el ex primer ministro Keith Rowley (2015-2025), quien acusó a Persad-Bissessar de intentar convertir a Trinidad y Tobago en un “Estado vasallo”. Rowley advirtió que la soberanía y el orgullo nacional “están siendo socavados” por esta política exterior.

La controversia se intensifica por las acciones concretas del gobierno de Persad-Bissessar: el Pentágono instaló un sistema de radar en Trinidad y Tobago, donde se mantienen desplegados marines, y aviones militares estadounidenses tienen acceso a aeropuertos del país vecino de Venezuela.

Rowley expresó su profunda decepción ante esta situación: “Para mí es horrible ver a un primer ministro convertir de manera secreta y desdeñosa a la orgullosa Trinidad y Tobago en un Estado vasallo”. Destacó que durante su mandato el país siempre se proyectó como un Estado seguro e independiente.

La división dentro de Caricom es evidente: mientras Trinidad y Tobago y Guyana apoyan la postura estadounidense contra Venezuela, los otros 13 miembros mantienen posiciones más independientes. Caracas ha acusado directamente a Persad-Bissessar de mantener una agenda hostil y ser cómplice de acciones estadounidenses en la región.

T/RNV