La música venezolana está de luto. Abraham García, conocido afectuosamente como “Cangrejo”, baterista de la emblemática banda Seguridad Nacional, falleció a los 70 años, dejando un vacío irreparable en la historia del rock y punk nacional. Su partida conmocionó a fanáticos y colegas, quienes lo recordaron como una figura fundamental en la evolución del género en Venezuela.
La noticia de su muerte se difundió rápidamente en redes sociales, donde miles de seguidores expresaron su dolor y rindieron homenaje a su legado. Para muchos, “Cangrejo” fue una fuerza creativa tan influyente que incluso se le consideró el “cuarto miembro” de Dermis Tatú, la icónica agrupación liderada por Cayayo Troconis. Su estilo único y su energía en el escenario lo convirtieron en un pilar de la escena underground.
Como parte esencial de Seguridad Nacional, junto a Gustavo Corma y Juan Bautista López “Yatu”, García dejó una huella imborrable en la música venezolana. Su destreza en la batería no solo definió el sonido de la banda, sino que también impulsó una fusión innovadora de post-punk, new wave y hardcore, un enfoque revolucionario para su época.
Aunque canciones como “Uñas asesinas” y “Vampiro” fueron popularizadas por Zapato 3, la versión original de Seguridad Nacional llevaba el sello inconfundible de “Cangrejo”: una cadencia hipnótica y una intensidad que pocos bateristas lograban transmitir. Su técnica y sensibilidad musical elevaron las composiciones a un nivel artístico sin precedentes.
Seguridad Nacional, con García en la batería, trascendió la escena local y se convirtió en un referente del rock alternativo venezolano. Su influencia inspiró a generaciones de músicos a explorar sonidos más arriesgados, sentando las bases de la época dorada del rock en el país. Hoy, sus álbumes son piezas de culto, y en cada uno de ellos, el legado de “Cangrejo” sigue vivo.
Curiosamente, “Cangrejo” partió el mismo día que Ozzy Osbourne (76 años), otra leyenda del rock mundial. Una coincidencia que refuerza el simbolismo de su adiós: dos íconos que, desde trincheras distintas, cambiaron la historia de la música para siempre. Su memoria perdurará en cada acorde y en el corazón de quienes vibraron con su arte.
T/RNV