El Ministerio del Poder Popular para la Cultura, junto a destacadas figuras del ámbito artístico, rindió un emotivo homenaje al maestro Asdrúbal Meléndez, cuya trayectoria de más de 60 años dejó invaluables aportes al patrimonio cultural de la nación. Su obra abarcó el cine, el teatro, la literatura, la pintura y la televisión, consolidándolo como uno de los grandes referentes de la cultura venezolana.
Durante el acto, el ministro Ernesto Villegas destacó la incansable creatividad de Meléndez: *«Era un optimista de la creación, un inquieto que nunca se daba por satisfecho»*. Villegas recordó su versatilidad, capaz de transitar entre la escultura, la pintura, la actuación y la poesía con una energía inagotable. *«Era una inteligencia superior que no se encasillaba en ninguna frontera del arte»*, afirmó.
Por su parte, el viceministro de Cultura Audiovisual, Sergio Arria, lo describió como un representante de la Escuela Peripatética de Aristóteles, siempre conmovido por *«la diversidad de lo humano y sus misterios»*. Además, resaltó su faceta como maestro de escuela, un oficio que reflejaba su infinita humildad y compromiso con la formación de nuevas generaciones.
En reconocimiento a su invaluable legado, el presidente Nicolás Maduro otorgó al maestro Meléndez la condecoración Libertadoras y Libertadores (post mortem), honrándolo como portador patrimonial de la cultura venezolana. Este acto reafirmó su lugar en la historia artística del país.
El velorio, realizado en la Cinemateca Nacional del Museo de Bellas Artes, se convirtió en un acto de amor colectivo hacia su obra y su legado. Meléndez no solo fue un artista polifacético, sino también un «militante de la vida y el amor», que transformó el teatro en un espacio de resistencia y ternura.
Su partida deja un vacío en la cultura venezolana, pero su legado perdura como fuente de inspiración. Asdrúbal Meléndez será recordado como un creador incansable, cuya pasión por el arte y la vida seguirá iluminando el camino de las futuras generaciones.
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