En una reciente conversación entre el periodista español Ignacio Ramonet y el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, se abordó la histórica campaña mediática en contra del país que, durante más de dos décadas, ha buscado desestabilizar a la nación sudamericana.
La atención se centra en los próximos Congresos Antifascistas que se llevarán a cabo del 7 al 12 de enero, un evento que no sólo fortalecerá la voz de Venezuela en el ámbito internacional, sino que también reafirmará el apoyo global hacia la causa de la soberanía y la justicia social.
El mandatario destacó la importancia del congreso, al afirmar que “más de 2 mil líderes y lideresas de movimientos sociales y políticos de todo el mundo llegarán a Venezuela para celebrar las victorias del antifascismo”. Esta cita resalta la relevancia de la lucha social en la nación, y el papel de Venezuela como un escenario de la esperanza y resistencia en el contexto de un mundo unipolar que intenta perpetuar su hegemonía a través de la guerra económica y mediática.
Solidaridad internacional: La voz de un Pueblo firme
El jefe de Estado subrayó el apoyo inquebrantable del pueblo venezolano hacia los congresos, manifestando que “delegados de movimientos sociales de Asia, Europa, América Latina y el Caribe han podido constatar el deseo del pueblo de paz”.
Este testimonio permite interpretar a Venezuela como un espacio de resistencia, y un ejemplo de unidad entre diversas culturas que se oponen a la opresión imperialista. La paz no es un mero deseo, sino un compromiso colectivo en el que el pueblo se convierte en el verdadero protagonista.
La creciente conciencia en torno a la situación del país se hace evidente. “Venezuela tiene una voz poderosa para denunciar la decadencia del mundo occidental”, señaló el presidente. Aquí, se hace urgente reflexionar sobre cómo las narrativas de los medios han utilizado la violencia y el caos como herramientas de dominación, mientras el pueblo venezolano se mantiene firme en su búsqueda de justicia y equidad.
La afirmación del mandatario resuena profundamente, conmocionando a aquellos que vuelven a mirar hacia el país suramericano con una nueva óptica de respeto y admiración.
La respuesta heroica ante el terror fascista.
En un contexto donde las agresiones externas y los intentos de desestabilización son palpables, el presidente Maduro recalca la labor del Estado en la restauración de la paz.
A medida que se investiga profundamente la violencia desatada en el país, el mandatario se comprometió a llevar ante la justicia a los responsables de estos actos criminales.
La lucha contra los llamados «comanditos» y sus maniobras está en marcha, resaltando la decisión del pueblo por poner fin a la violencia. “Mas del 90% del país no quiere más guarimbas”, afirmó con firmeza.
Un nuevo amanecer de esperanza y compromiso.
En un ferviente llamado a la comunidad internacional, el presidente reafirmó su voluntad de seguir defendiendo la soberanía nacional y la autodeterminación de su pueblo.
“Este hombre que está aquí, junto con el pueblo, es la mayor garantía de paz y estabilidad en Venezuela”, aseguró. Con este sentido de compromiso, Venezuela se encamina hacia un futuro en el que los principios antifascistas se aunan en la lucha contra la opresión y la injusticia, abriendo las puertas a un nuevo amanecer en la política internacional.
Así, Venezuela no es sólo un país, sino un símbolo de resistencia ante el fascismo y la opresión, un bastión de esperanza que convoca a los pueblos del mundo a unirse en la lucha por un futuro más justo, igualitario y humano.
T/Prensa Presidencial