Con una intensa barra que a coro grita ¡Maduro, Maduro, Maduro!, fue recibido el mandatario nacional, Nicolás Maduro, en el estado Sucre.
A su llegada todo colapsa y el anhelo de poder capturar el instante en el que sale del vehículo presidencial se ha convertido, en las últimas semanas, en uno de los momentos más esperados por los habitantes de las regiones que el Dignatario visita.
La tórrida temperatura se eleva aún más entre tropiezos, gritos y alegría. El pueblo mira fijamente el carro que avanza poco a poco y repentinamente, los gritos son incontenibles, se apoderan de todos como un eco que se multiplica en centenares de hombres y mujeres, que se ven frente a Nicolás.
En ese momento hay incredulidad por verlo de cerca, el héroe de a pie, quien así sin más, estrecha manos, regala sonrisas y aviva el entusiasmo ya encendido de todos los presentes.
Cómo lo siente de cerquita el pueblo de Sucre, ahora les tocó a ellos.
Algunos lo vieron por redes sociales, a otros les contaron que el Presidente Obrero sigue recorriendo el país para seguir exaltando las potencialidades de una Venezuela que vive el progreso creciente.
Ahora las comunidades de esta parte del Oriente del país lo ven, está ahí y no quieren dejarlo ir. Una acogida tan familiar, tal como quien tiene un rato sin ver a sus seres queridos y quiere que se queden para siempre.
No hay manera de detener este sentimiento arrollador y desmedido que se ha solidificado en el alma del Poder Popular organizado, el protagonista que sigue latiendo con más fuerza en el corazón de Maduro.
T/Prensa Presidencial
