Deforestación en la Amazonía brasileña disminuye en 22,3 %

La tasa de deforestación en la Amazonía brasileña disminuyó un 22,3 % entre agosto de 2022 y julio de 2023, según los datos oficiales suministrados por el Gobierno de ese país y divulgados por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

“Entre agosto de 2022 y julio de 2023 se deforestaron 9.001 kilómetros cuadrados de selva, un 22,3 % menos que en la temporada anterior, cuando ese número fue de 11 mil 594 kilómetros cuadrados”, de acuerdo a los datos.

Los números son del informe anual del sistema Prodes, que capta imágenes vía satélite para medir la deforestación y se considera más preciso que el sistema Deter, que muestra alertas mensuales y que ya señalaba una caída de la tala en los últimos meses.

En efectos comparativos, los más de nueve mil kilómetros deforestados en el último periodo analizado equivalen aproximadamente a la superficie de Líbano, a seis veces el tamaño de Sao Paulo o a 44 veces la ciudad de Buenos Aires.

La deforestación en la Amazonía alcanzó en 2004 su pico de los últimos años, al perderse 27 mil 700 kilómetros cuadrados de selva.

Desde entonces hasta 2012 las tasas cayeron año tras año, aunque volvieron a subir con fuerza en 2015 y se aceleraron con la llegada de Jair Bolsonaro al poder en 2019.

Cuando el líder ultraderechista inauguró su mandato, la Amazonía perdía siete mil 500 kilómetros cuadrados al año, y dejó el cargo con una tasa de 11 mil 594 kilómetros cuadrados.

Los ambientalistas responsabilizan al discurso y a la dejadez del exmandatario hacia las cuestiones ambientales de la subida de los índices, que el ahora presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometió mejorar rápidamente, hasta alcanzar la deforestación cero en 2030.

Lula volvió a contar con la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, quien en su primer mandato fue la principal responsable de la caída de la deforestación entre 2004 y 2012, y que a principios de este año reactivó los planes de lucha contra la tala ilegal y prometió reforzar la policía ambiental.

T/Sputnik