La Chinita apareció hace 312 años para llenar de fe y esperanza a los zulianos

Una tablita con una imagen pintada al óleo que navegó no se sabe por cuánto tiempo y llegó al Lago de Maracaibo el viernes 18 de noviembre de 1709, hoy, 312 años después, sin haber recibido ningún tipo de restauración, permanece incólume, llenando de fe y esperanza a un pueblo. Ese es el milagro de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, la Chinita, la Virgen Pascuera.

Fue la señora María Cárdenas, quien lavando ropa a orillas del entonces cristalino Lago de Maracaibo, encontró esa tablita de 26 centímetros de alto por 25.3 de ancho y tres milímetros de espesor, la cual llevó a su casa para usar de tapa en su tinaja de agua, pero que al limpiarla y ver una imagen borrosa que asoció con símbolos religiosos, decidió colgar en una de las paredes de su humilde hogar.

Unos golpeteos hicieron que María dejara sus quehaceres domésticos y volviera la mirada a la pared. La tablita se había iluminado y se detallaba una Virgen con un niño en brazos y a los lados le acompañaban dos santos. Fue el milagro de la Virgen María, que llegó a Maracaibo en su advocación de Chiquinquirá y que desde hace más de tres siglos es venerada los 365 días del año, siendo noviembre el mes dedicado a ella, hasta su subida al altar el primer sábado de diciembre.

Los feligreses zulianos, en particular los maracaiberos, visitan todo el año a la Chinita en su aposento, la Basílica Nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá, situada en el casco central de Maracaibo, pero desde la ceremonia de la Bajada de la Virgen hasta la Subida y con más fervor el 18 de noviembre, multitudes se congregan para darle gracias por su amor, por favores concedidos; así como para solicitar algún milagro; o llevarle una oración y flores.

 

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