El presidente argentino, Mauricio Macri, cerrará su ciclo de gobierno mañana con un proyecto basado en una constante política de ajuste y gradualismo que arrastró al país a una grave crisis y recesión. De las promesas de aquel 10 de diciembre de 2015 se va con muchas sin cumplir, sobre todo, una que repitió hasta la saciedad y por la cual pidió a los argentinos que lo juzgaran, ‘pobreza cero’, muy distante a los números con los que se despide con más del 40 por ciento de las personas en esa situación, o sea 16 millones, 3,6 de ellos en la indigencia, los registros más altos de la década.
El mandatario se va reteniendo su núcleo duro de votantes en Buenos Aires, donde el oficialismo logró ganar la Gobernatura. Ahora promete trabajar de manera constructiva desde la oposición, aunque su alianza, hoy Juntos por el Cambio, ha tenido varias bajas en los últimos días.
El presidente que llegó también prometiendo unir a los argentinos, termina con índices muy lamentables, como el caso de las cifras de desempleo, con una política orientada al neoliberalismo que, según especialistas, perjudicó al sector más empobrecido, dejando otra vez a en manos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Aún así, hasta el último momento, incluso el pasado jueves, al utilizar por primera y última vez la cadena nacional para hacer un balance de su gestión, hizo poca autocrítica y alabó lo hecho en estos cuatro años tras asegurar que deja bases sólidas para el Gobierno entrante.
Nuestro país es muy diferente a ese diciembre de 2015, expresó en su alocución nacional Macri, quien resaltó que ‘en estos cuatro años hubo dificultades que no pudimos resolver pero también avances que son un antes y un después’.
Tal y como lo hizo este año en cada discurso público y durante su campaña, hasta el último momento reivindicó lo hecho por su gobierno en varios frentes, en especial en lo que tiene que ver con la obra pública.
Quise escuchar todos los puntos de vista para elegir el mejor y evitar equivocarme y cuando me equivoqué busqué corregir mis errores lo más rápido, señaló el presidente que llegó con un dólar que cotizaba a 9,75 pesos, en medio de un cepo cambiario, y se va con varias restricciones a la moneda, que hoy se vende a casi 63 pesos.
El otrora jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires antes de llegar a la Casa Rosada siempre se mostró convencido que el camino emprendido fue el correcto. Empero, para muchos, estuvo muy desconectado de la realidad en los últimos meses, mientras el país sufría -sufre- una delicada situación.
De culpar constantemente a su antecesora, Cristina Fernández, a hacer referencia en sus discursos a ‘la pesada herencia’ recibida, hasta llegar a tener en este 2019 altos índices de inflación, despedidos constantes, caída del consumo, salarios devaluados, tarifazos en los servicios públicos y derrumbe del PBI.
De acuerdo con el portal de noticias http://www.marianomorenonoticias.com.ar/, de las 20 promesas de Macri, incumplió el 90 por ciento de las mismas.
‘La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar. En mi presidencia la inflación no va a ser un tema, no va a ser un desafío’, decía en campaña. Hoy termina su último día en el sillón presidencial con una tasa inflacionaria por encima del 50 por ciento anual, la más alta desde 1991, que acumuló un 300 por ciento en su gestión.
Ni los constantes decretos de necesidad y urgencia para lograr contener la difícil situación, acentuada tras las primarias de agosto pasado, ni las medidas a las que recurrió y siempre criticó del anterior gobierno, reforzar los planes sociales en el último tramo, le sirvieron para sacar al país de la ‘turbulencia financiera’, como solía llamar a la crisis.
Termina así un ciclo de cuatro años muy difícil para los argentinos, mientras el hasta hoy presidente se despide prometiendo trabajar desde una oposición de manera constructiva tras considerar que su fuerza política «está más comprometida que nunca en su objetivo de defender la república».
T/YVKE Mundial