La comunidad académica internacional rechaza con toda energía el golpe que se ha venido gestando en Bolivia para desconocer el veredicto de las urnas y derrocar al gobierno constitucional del Presidente Evo Morales. Este “golpe blando” en marcha ha sido liderado por el candidato opositor Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana -que antes mismo de las elecciones había anunciado que desconocería cualquier resultado que no fuese su victoria. y el autodenominado Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) que pretende tomar el poder por la vía violenta.
Como miembros de esa comunidad cuestionamos severamente el papel y la actitud asumida por el Rector de la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa), Waldo Albarracin, que como presidente de la Conade ha jugado y juega un rol fundamental articular la alianza con el movimiento cívico fascista destinado a producir acciones que han llevado a confrontar, desestabilizar, generar violencia y racismo contra mujeres campesinas, migrantes, indígenas y a vulnerar la institucionalidad democrática del Estado Plurinacional.
Por consiguiente, la comunidad académica internacional condena las convocatorias que bajo el rótulo engañoso de la “Defensa de la Democracia” instan a profesores y estudiantes que formen parte del ejercito golpista que se ha instalado con la consigna del “fraude”, vaciando de significados las luchas populares de conquista de la democracia y colocando a la academia al servicio de actores antidemocráticos, de los sectores más recalcitrantes de Bolivia y del imperialismo y que promueven acciones que pasarán a la historia como hitos de una nefasta época en la historia boliviana.
Convocamos por último a nuestros colegas de la comunidad académica boliviana a sumarse a los esfuerzos institucionales llamados a contribuir a la construcción de una lectura de la realidad que no naturalice la violencia, el odio y el racismo y que valorice en cambio la lucha libertaria de nuestros pueblos. Los llamamos a ejercer un rol critico y propositivo para establecer canales de diálogo entre los diversos actores políticos y sociales y evitar que Bolivia caiga, una vez más, en el espiral de la violencia.
T/MPRE
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