Bajo una lluvia de flores la “Princesa morena” descendió del tabernáculo para pasear junto a devotos

Cubierta de madrigales y ante la mirada estupefacta de miles de devotos clamando su bendición, la virgen del Rosario de Chiquinquirá bajó de su sagrario a reencontrarse con un pueblo solemne, como todos los años.

Desde tempranas horas, la plazoleta, el paseo de la Chinita y la calle derecha, espacios recuperados por el gobierno municipal marabino a través de la Misión Venezuela bella,  permanecieron repletos de fieles esperando la bajada de la Chinita.

La misa a cielo abierto en la plazoleta de la basílica se inició a las 6:00 pm y fue oficiada por el obispo de la diócesis de Punto Fijo (Falcón) Carlos Cabezas, quien resaltó la fe y devoción del gentilicio hacia la patrona.

El canto de la agrupación los Chiquinquireños emocionó al público asistente al entonar un largo repertorio de gaitas, mientras la Chinita bajaba por el habitual tobogán.

Más que palabras

“Los zulianos nacemos con el amor por la Virgen. La Basílica merece todos los cuidados posibles porque es lo más bello que tenemos”, dijo emotivamente la devota Luisa Amesty.

José Marín, de la parroquia Coquivacoa describió el amor por la virgen como la guía de su corazón. Además, pidió que se mantenga el rescate y cuidado de todos los espacios dedicados a la virgen.

“Ella es como mi segunda madre, la amo demasiado”, confesó con orgullo Rosa Azpurua en compañía  de hijos y nietos.

T/Yvkemundial