Es quizás por su apelativo de popular que a Aquiles Nazoa no lo terminan de consagrar formalmente entre los grandes nombres de la literatura venezolana, o tal vez sea porque su muerte sigue siendo un hecho reciente en comparación con otras grandes plumas, o tendrá que ver con su vinculación al marxismo y su formación autodidacta. Todo esto sigue siendo un misterio.
Hoy 25 de abril se cumplen 43 años de la partida física de Aquiles Nazoa, cuyo apellido tiene su peso en el saber colectivo de los venezolanos, y quien tenga en su biblioteca el libro Humor y amor, sabe que está ante un clásico de la producción literaria de este país.
Fue poeta como pocos y supo alejarse de la pomponería romántica de la academia, para desarrollar un estilo literario que se parece más a echar el cuento en criollito puro. Es sabroso leer a Aquiles, al punto que su obra puede resultar abstracta por quienes no tengan ninguna vinculación con Venezuela y no conozcan sus modismos, su cultura o los peculiares nombres que solemos darles a las cosas; cacharro y chinchorro, por ejemplo, son términos que no suelen tomarse mucho en cuenta por los celadores de la lengua castellana.
Su historia, la de Aquiles, se parece a la de muchos venezolanos; caraqueño y de El Guarataro, desde bien pequeño le tocó trabajar para ayudar en su casa y aunque no pudo instruirse formalmente, es considerado como un gran autodidacta.
El hombre hizo de todo un poquito: aprendiz de carpintería; telefonista; empleado de una bodega y como por paradoja poética hasta fue botones del Hotel Majestic en Caracas.
La escritura le esperaba en un camino ascendente que empezó a recorrer en El Universal, donde comenzó como empaquetador y llegó incluso a ser corresponsal de ese diario en Puerto Cabello. Esta nueva experiencia en la vida de Aquiles aparece en un ciclo histórico de la historia venezolana, cuando la dictadura de 27 años de Juan Vicente Gómez llega a su fin (1935), y no había mejor momento para ejercer el periodismo.
Pero si de alguna fama se hicieron los Nazoa, tanto Aquiles como su hermano Aníbal, era la de críticos mordaces, y a la cárcel fue a parar el primero cuando refleja la indolencia de las autoridades del Concejo Municipal de Puerto Cabello por la erradicación de la malaria. Su estancia tras las rejas fue breve y las puertas de múltples impresos se le empezaron a abrir al audaz Nazoa, que para ese momento estaba interesado en la teoría marxista, lo que lo llevó incluso a aprender francés para leer los textos referentes. Es que así era la vida antes.
Tras una larga carrera en diversos impresos del país, Aníbal tuvo que exiliarse en los días de otra dictadura, la de Pérez Jímenez, pero volvió para seguir dejando legado, y aunque da la impresión de que hizo bastante, fue solo a los 55 años que partió en un infame accidente de tránsito que nos privó de seguir gozando de las ocurrencias con su sabor local.
Curriculum Vitae de Aquiles Nazoa
Caraqueño de El Guarataro, que desde bien pequeño supo lo que es ganarse la vida y en esos andares, mientras se halla la pasión, aprendió de todo un poquito.
La oportunidad se la brindó El Universal, pero el de aquellos días, donde empezó como empaquetador y fue escalando hasta llegar a corresponsal, y a la cárcel fue a parar por hablar de cosas que no se debían mencionar por aquellos días en que ya no había dictadura.
Las puertas para el alzao que hablaba sin miedo se abrieron, En Últimas Noticias, El Nacional, El Verbo Democrático, El Morrocoy azul, Élite y en otros impresos corrió la letra de Aquiles y en 1948 el periodista no titulado, pero con bastante calle pateada, recibe el Premio Nacional de Periodismo.
Acostumbrado a ser todero, ya con Nazoa no se sabía bien que era: humorista, periodista, poeta, declamador, escritor, guionista o todas las cosas a la vez.
La radio y la televisión también tuvieron un poquito de Nazoa, ahora era locutor y presentador.
Trabajó en Radio Tropical y desarrolla su program en la TV llamado Las Cosas más sencillas.
Paralelamente a esta vida, Aníbal fue publicando diversos títulos que hoy forman parte del haber literario venezolano: Humor y amor, Pan y circo y hasta su propio Credo.
El lenguaje criollo fue el mayor distintivo de la escritura de Nazoa
El toque criollo que se evidencia en la obra de Aquiles Nazoa es uno de los elementos más característicos y que lo diferencia del resto de los escritores y poetas nacidos en esta tierra.
Con una condición de autodidacta y formado en la misma calle, Nazoa supo plasmar en su obra una síntesis literaria del ser venezolano. Poemas como Galerón con una negra dan rienda suelta a la soltura de las costumbres venezolanas, vividas al ritmo de los repiques de un tambor o la escenificación de Adán y Eva viviendo en el paraíso tricolor.
El humor también tiene su cuota en el desarrollo de la obra de este autor venezolano, que desarrolló su trabajo plenamente en la producción de escritos, fuera cual fuera su categoría: crónicas, cuentos, libretos, aunque en esencia la poesía lo persiguió durante toda su carrera.
En la obra misma de este hombre de pueblo, se puede hallar su propia imagen, la de un hombre sencillo, acostumbrado a las cosas simples, con algo de nostalgia y siempre ocurrente para ver en su paisaje la grandeza de lo normal.
Su curiosidad siempre dio para más y aparte de la literatura, fue amante del cine, hizo así la adaptación al filme del cuento de Guillermo Meneses titulado: La balandra Isabel llegó esta tarde.
T/CIUDAD CCS