Los primeros pronunciamientos de un grupo de militares activaron las alarmas. A partir del 9 de abril la gente comenzó a movilizarse de manera espontánea hacia el Palacio de Miraflores, recuerda, 17 años después del golpe de Estado de 2002, la ministra para Servicios Penitenciarios, Iris Varela.
Llegó gente del interior del país, hicieron vigilia, se constituyeron en guardianes de Chávez para resguardar el palacio de gobierno de la movilización que los medios de la derecha habían bautizado como la “batalla final”, convocada por Fedecámaras, la CTV y los partidos de oposición.
Varela, quien para ese entonces era diputada del Movimiento Quinta República y presidia una comisión ordinaria para estudiar los tratados de libre comercio, recuerda la angustia de quienes se encontraban en los alrededores de Miraflores, dispuestos a proteger a su líder pese a los rumores sobre un posible bombardeo sobre el Palacio.
“Yo no me di cuenta del golpe de Estado hasta después que se llevaron a Chávez (…) Nos nos imaginábamos que íbamos a pasar por eso”, cuenta la ahora Ministra, quien se vio obligada a interrumpir un encuentro con el Embajador de México en el país para la época, en el Palacio Federal Legislativo, luego de haber sido alertada, a eso de las 10:00 de la mañana, sobre la marcha que se dirigía a Miraflores.
Luego de abandonar el hemiciclo de la Asamblea Nacional se dirigió hasta avenida Baralt, en compañía del también diputado Luis Tascón, hasta llegar a Puente Llaguno donde se había dispuesto una tarima para acompañar al pueblo que se había movilizado hasta Miraflores. Justo allí recibe una llamada de Cilia Flores, quien le confirma los rumores sobre el alzamiento de un grupo de militares. “Hablamos con el Presidente y dijo que te bajaras de allí, que nos cuidemos porque hay un golpe de Estado y nos van a matar”, dijo Varela recordando lo dicho por la ahora primera combatiente.
Varela logró entrar al Palacio Miraflores en medio del alboroto que se había generado por la detención de uno de los francotiradores contratados por la derecha para arremeter contra el pueblo patriota. Allí logró ver a Chávez, justo cuando salía de su despacho escoltado por los generales Eliécer Hurtado Sucre y Manuel Antonio Rosendo, quienes se sumaron al golpe de la derecha.
De todo lo sucedido, Varela rescata el heroísmo del pueblo venezolano que se mantuvo firme defendiendo al proceso revolucionario y a su líder hasta el momento de su retorno al Palacio de Miraflores, la madruga del 13 de abril. “Nosotros estamos orgullosísimos de ser parte de este pueblo, un pueblo heroico”.
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T/RNV WEB
