La cantidad de muertos por la explosión que se registró en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Tlahuelilpan, Hidalgo, aumentó a 96, mientras que otras 48 personas permanecen hospitalizadas, informó hoy el gobierno local.
El trágico accidente se produjo el viernes en momentos en que una multitud calculada en unas 800 personas recolectaba gasolina que salía a chorros de una fuga provocada por ladrones de combustible en el ducto Tula-Tuxpan, a unos dos kilómetros de una refinería.
La Fiscalía General de la República informó que en los próximos días llamará a declarar a funcionarios encargados de atender la enorme explosión del ducto, incluidos del ejército y la policía federal, e investiga si hay grupos del crimen organizado vinculados al desastre.
Por su parte, la Secretaría de Salud dijo que de los heridos hospitalizados hay muchos con quemaduras hasta del 80 por ciento de su cuerpo y con órganos internos comprometidos, aunque otros -cuyo número no reveló- tienen posibilidades de salvar sus vidas.
Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que seguirá con el plan para terminar con el robo de combustible e insiste en visitar los 91 municipios de nueve estados por los cuales pasan las tuberías de gasoductos, a fin de aplicar un ambicioso plan de asistencia social que impida que la población sea usada por los ladrones de combustibles, conocidos en México como huachicoleros.
Huachicol se le llamaba antiguamente a bebidas adulteradas que contrabandeaban negociantes sin escrúpulos y, por extensión, el nombre se le aplica a la gasolina robada y huachicolero a quien la sustrae o la vende, aunque también a toda persona corrupta que comete algún hecho ilícito.
A pesar de la importante vigilancia militar que el gobierno mantiene sobre todo el sistema de ductos de Pemex, los huachicoleros se las arreglan para continuar perforando clandestinamente los tubos.
Al parecer, ya no tanto con la finalidad de apropiarse del combustible sino de sabotear el plan antirobo y las medidas del gobierno para restablecer la normalidad en la distribución del hidrocarburo.
Precisamente una tercera fuga fue reportada al caer la noche de ayer en el propio estado de Hidalgo donde se concentra la mayor cantidad de tomas clandestinas en todo el país y el que tiene una mayor vigilancia.
El ejército acordonó ese lugar de la colonia Francisco I. Madero a fin de que técnicos de Pemex repararan el daño.
La Fiscalía General de la República informó que en los próximos días llamará a declarar a funcionarios encargados de atender la enorme explosión del ducto, incluidos del ejército y la policía federal, e investiga si hay grupos del crimen organizado vinculados al desastre.
Por su parte, la Secretaría de Salud dijo que de los heridos hospitalizados hay muchos con quemaduras hasta del 80 por ciento de su cuerpo y con órganos internos comprometidos, aunque otros -cuyo número no reveló- tienen posibilidades de salvar sus vidas.
Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que seguirá con el plan para terminar con el robo de combustible e insiste en visitar los 91 municipios de nueve estados por los cuales pasan las tuberías de gasoductos, a fin de aplicar un ambicioso plan de asistencia social que impida que la población sea usada por los ladrones de combustibles, conocidos en México como huachicoleros.
Huachicol se le llamaba antiguamente a bebidas adulteradas que contrabandeaban negociantes sin escrúpulos y, por extensión, el nombre se le aplica a la gasolina robada y huachicolero a quien la sustrae o la vende, aunque también a toda persona corrupta que comete algún hecho ilícito.
A pesar de la importante vigilancia militar que el gobierno mantiene sobre todo el sistema de ductos de Pemex, los huachicoleros se las arreglan para continuar perforando clandestinamente los tubos.
Al parecer, ya no tanto con la finalidad de apropiarse del combustible sino de sabotear el plan antirobo y las medidas del gobierno para restablecer la normalidad en la distribución del hidrocarburo.
Precisamente una tercera fuga fue reportada al caer la noche de ayer en el propio estado de Hidalgo donde se concentra la mayor cantidad de tomas clandestinas en todo el país y el que tiene una mayor vigilancia.
El ejército acordonó ese lugar de la colonia Francisco I. Madero a fin de que técnicos de Pemex repararan el daño.
T/Prensa Latina