Desde hace tres años, Venezuela está padeciendo una de las peores sequías de su historia. Desde 1969 el país no pasaba por un lapso similar sin lluvias, tal y como lo declaró el ministro del Poder Popular para Ecosocialismo y Agua, Ernesto Paiva, al Correo del Orinoco en enero de este año.
El fenómeno El Niño es el causante de la situación que ha llevado al gobierno nacional a tomar serias medidas para mitigar sus efectos y consecuencias, entre ellas la reducción de los niveles de agua en los diferentes embalses existentes, especialmente El Guri que surte de electricidad al 70% del país.
En la actualidad la represa se encuentra en sus niveles más bajos, tanto que el vicepresidente Aristóbulo Istúriz señaló que “es doloroso ver el Guri convertido en un desierto”, según se publicó en la cuenta twitter de Corpoelec.
Desde el ejecutivo se han hecho llamados al pueblo para que colabore con el ahorro de energía eléctrica y agua, a fin de evitar el colapso. La falta de conciencia de un sector de la población que cree que derrochando electricidad tumba al gobierno de Nicolás Maduro, ha llevado a que se deban tomar medidas como el Plan de Administración de Carga que busca mantener los niveles del vital líquido en los embalses.
Otra de las acciones tomadas por el ejecutivo es decretar los miércoles, jueves y viernes como días no laborables para la administración pública. Esto ha generado quejas y lamentos desde sectores de la oposición que manifiestan que así se afectará la productividad del país.
Sin conciencia hay caos
Si bien es cierto que dicho mandato generará inevitablemente mayor lentitud en el desarrollo de diferentes etapas y procesos administrativos que a diario son demandados por la ciudadanía y que ya eran afectados por la decisión de laborar sólo medio día, también es verdad que de no aplicar medidas la situación a futuro sería peor.
Según declararon al diario El Nacional los ingenieros Manuel Guevara y Paulo de Oliveira, expertos en la materia, existen tres posibles escenarios: la emergencia eléctrica, el colapso moderado y el fuerte.
El primero implica que el nivel del agua en la represa esté entre los 244 metros sobre el nivel del mar (msnm) y los 240, considerado este último el punto crítico de funcionamiento.
A este nivel se producirían racionamientos eléctricos en todo el país, salvo Caracas, lo que obviamente implicaría la afectación de las actividades comerciales, industriales y residenciales, especialmente en el interior del país.
Para el 25 de abril y según datos publicados en la página web de Corpoelec, la cota del Guri era 241.67 msnm. Cabe destacar que la máxima del embalse es de 272.
Para que se genere el colapso moderado el nivel de agua debe llegar a los 236 metros, esto implicaría un racionamiento mayor.
El colapso fuerte es el último escenario planteado por los expertos consultados por El Nacional. La consecuencia inmediata: cortes de luz de mayor duración que los actuales, lo que, obviamente, afectarían aún más a los sectores comercial, industrial y residencial.
Esta semana fue de bastante actividad en el Guri… trabajando todos en equipo para vencer las adversidades… La lluvia se acerca!
— LUIS MOTTA DOMINGUEZ (@LMOTTAD) 29 de abril de 2016
Un breve ejercicio de imaginación nos ayudaría a visualizar las consecuencias que dejaría la combinación de la inconsciencia ciudadana con la ausencia de medidas por parte de las autoridades en otra.
El gobierno nacional ha hecho lo posible por controlar el descenso del nivel del agua en El Guri, sin embargo si la población no colabora al máximo es imposible lograrlo y podríamos llegar a vivir situaciones de emergencia.
T/ Desde La Plaza