En la vereda 23 del sector La Panadería de Guarenas estado Miranda, se erige en una esquina la casita de color blanco y vistosas columnas de cemento en la que habitan Lisbeth Yánez y su familia, este espacio representa hoy día el epicentro de la organización de base que da resultados tangibles como el TransMiranda.
Lisbeth y su comunidad tomaron la palabra del físico alemán, Albert Einstein, “en los momentos de crisis solo la imaginación es más importante que el conocimiento” y ante el saboteo de los transportistas y las afectaciones de la guerra económica, decidieron presentar un proyecto para ofrecer servicio de transporte en la localidad de Guarenas.
La iniciativa fue aprobada de inmediato por el conductor de victorias, “mi Presidente Nicolás” –comenta Lisbeth- y después en la Base Aérea de La Carlota la comunidad en pleno, ejerciendo su poder protagónico vio nacer a TransMiranda, por supuesto de la mano del amigo y hacedor de sueños, Nicolás Maduro.
Son 105 autobuses en total, confortables y cero kilómetros que, gracias a la iniciativa de Lisbeth y sus compañeros, salen a las calles del estado Miranda para prestar un servicio de transporte de calidad.
Anteriormente, esta morena de ojos café, de 50 años de edad y gran carisma trabajaba en una constructora y una vez retirada, ha dedicado su vida a la Revolución convirtiéndose en una mujer de servicio para la comunidad, desde el día que Hugo Chávez, en el año 1999 la visitó, allí en esa casita blanca, para invitarla a acompañarle y con ese llamado nació una nueva Lisbeth.
Como ella hay miles de venezolanas, que día a día se levantan con la convicción de que sus aportes son importantes para el país, convencidos de que Venezuela saldrá adelante porque sus acciones cuentan.