Con rectas a cien millas por hora, Bruce Rondón volvió a las Grandes Ligas. Y regresó cortando cabezas: cuatro oponentes, cuatro ponches. Y qué ponches.
Rondón llevaba un inning en Triple A cuando los Medias Blancas de Chicago lo promovieron este domingo a su equipo principal. En un juego 1-0, el manager Rick Rentería lo llamó a evitar más carreras de los Tigres de Detroit, novena que lo estrenó en las Mayores, pero que se cansó de esperar por el “cerrador del futuro”.
En ese relevo Rondón proyectó una imagen de finalizador. Sustituyó a su compatriota Luis Avilán y el encargado de darle la bienvenida fue Miguel Cabrera, a quien se cansó de vencer jugando Truco en las primaveras de los Tigres. Cabrera le dio lidia, pero al final lo hizo abanicar con un slider cortante a 88 millas por hora, precedido de rectas a 99 y 100 mph.
En el noveno tramo, con la misma combinación de pedradas y sliders, guillotinó a Nicholas Castellanos, Niko Goodrum y Mikie Mahtook. El promedio de velocidad de la bola rápida estuvo en 99 mph, excelente noticia tomando en cuenta que Detroit se decepcionó de Rondón, entre otras razones, porque su recta había perdido una turbina.
Los Medias Blancas son un elenco en remodelación y sin finalizador inamovible, así que a Rondón se le presenta la ocasión para hacerse el cerrador del presente.
Fue una jornada de ascensos para relevistas nacionales, pues los Angelinos de Los Ángeles repusieron en la Gran Carpa al diestro Eduardo Paredes, quien se graduó con ellos el año pasado. El japonés Shohei Ohtani con su perfecto hasta el séptimo tramo dejó poco margen al bullpen, pero el militante de las Águilas del Zulia en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional espera ansioso su momento, al igual que el prospecto Franklin Barreto, reclamado el sábado por los Atléticos de Oakland, aunque se salvó de enfrentar al emperador Ohtani.
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