Las enfermedades cardíacas ocupan los primeros puestos del listado entre las principales causas de muerte en el mundo.
Disfrutar de un corazón óptimo puede parecernos una utopía, pero con algunos cambios o ajustes en nuestros hábitos el órgano más importante del cuerpo puede gozar de una excelente salud:
1. Llevar una dieta equilibrada
Seguro que habrás leído esta frase miles de veces. Pero no puede ser más cierta. Los riesgos de padecer un ataque al corazón están íntimamente relacionados con la alimentación.
Cuanto menos sana es nuestra dieta más posibilidades de sufrir enfermedades cardíacas tenemos. La ecuación es muy simple.
El abuso de ciertas comidas repletas de grasas saturadas o sodio influye de manera negativa en el sistema cardiovascular.
Entre los alimentos que debemos consumir con moderación están la carne roja, la bollería y la comida rápida.
Al reducir el colesterol y la presión arterial mejoramos nuestra salud cardíaca de manera considerable.
Se recomienda consumir muchas frutas y verduras (crudas, horneadas o cocidas, pero no fritas), pescado, carnes magras y cereales integrales.
El aceite de oliva, los frutos secos y las legumbres no pueden faltar en nuestra dieta.
2. Hacer ejercicio
La práctica de deporte (aunque sea de baja intensidad) reduce las enfermedades del corazón porque mejora el funcionamiento del sistema cardiorrespiratorio, reduce la hipertensión y el colesterol y evita el sobrepeso.
Además, hacer ejercicio está relacionado con una menor posibilidad de sufrir angina de pecho o infarto de miocardio.
La actividad física más recomendada es aquella del tipo aeróbico: caminar, correr, nadar o andar en bicicleta.
Debe practicarse, al menos, tres veces a la semana, 30 minutos cada día.
Los beneficios son mucho más amplios de lo que se cree.
3. Relajarse
El estrés provoca muchos problemas y enfermedades (entre ellas, ataques cardíacos o cardiovasculares). Las tensiones cotidianas mantienen una relación muy estrecha con las principales patologías del corazón.
Los grupos de riesgo son aquellas personas con emociones negativas, ansiedad o nerviosismo tienen más posibilidades.
Para relajarse se pueden llevar a cabo diferentes prácticas como la meditación, el yoga o el taichí.
Si no nos gusta nada de ello, simplemente podemos caminar por el parque, tomar una siesta o darnos un baño de inmersión.
De esta manera la mente y el corazón estarán más tranquilos y evitaremos muchos problemas de salud.
4. Dejar de fumar
El tabaco es uno de los principales factores de riesgo en lo que a enfermedades coronarias se refiere.
Fumar favorece el riesgo de padecer trombosis y reduce el calibre de las arterias (dificultando el riego sanguíneo hacia el corazón).
El humo y las demás sustancias contenidas en el cigarrillo son claramente perjudiciales para la salud en general y para el sistema cardiorrespiratorio en particular.
5. No beber alcohol
Así como sucede con el hábito de fumar, las bebidas alcohólicas son uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. El impacto negativo de la ingesta excesiva es realmente alarmante.
No es necesario abandonar el alcohol de un día para otro; basta con limitar las cantidades. Una copa de vino tinto incluso está considerada como benéfica para el corazón.
El problema reside en las bebidas fermentadas (como, por ejemplo, la cerveza) o con graduación muy alta (vodka, whisky, tequila, etc.) cuando se beben a diario o varias veces por semana.
6. Mantener un peso saludable
Un porcentaje elevado de personas en todo el mundo padece obesidad o sobrepeso. Esto no solo atañe a los adultos sino que cada vez son más los niños que se encuentran muy por encima de su peso normal.
Este problema puede desencadenar ataques cardíacos y otras patologías relacionadas al corazón.
Cuando la persona es obesa este órgano debe realizar un mayor esfuerzo para cumplir con sus tareas.
Además si la grasa ha tapado las arterias, el retorno sanguíneo al corazón es más complicado.
Es preciso entonces prestar atención a los kilos de más y no relacionarlos únicamente con la belleza o la moda.
7. Dormir bien
Otro de los “mandamientos” para tener un corazón saludable es descansar lo suficiente.
Para algunas personas 6 horas es correcto, mientras que hay otros que precisan 7 u 8 horas cada noche para sentirse plenos. Lo importante es dormir sin interrupción toda la noche.
Los hábitos de sueño pueden ayudar o perjudicar al sistema cardíaco según cómo se desarrollen.
Por ejemplo, el insomnio favorece la aparición de taquicardias o hipertensión y la falta de descanso puede derivar en prácticas alimenticias poco sanas (tener ataques de ansiedad por comer a la madrugada, por ejemplo).
8. Ser feliz
Cuando experimentamos emociones positivas nuestro organismo puede curar casi cualquier enfermedad o reducir el dolor.
Por el contrario, los pensamientos y sentimientos negativos tienen el efecto contrario en el corazón. Aquellos que padecen depresión tienen más posibilidades de sufrir ataques cardíacos o arritmia.
T/Agencias