Tras casi tres meses del trascendental pacto con el Gobierno colombiano el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, ratificó hoy la voluntad de esa guerrilla para cumplir lo concertado y su confianza en la posibilidad de una paz completa.
En diálogo con Prensa Latina (PL) el máximo jefe de ese movimiento ahondó en torno a los tropiezos, proyecciones y desafíos de la llamada etapa de post-conflicto o post-acuerdo.
-PL: ¿Cómo define el momento que vive Colombia tras la firma de la paz con las FARC-EP y el comienzo de diálogos públicos con el ELN?
-TJ: Vivimos en lo que podría llamarse un período de gran agitación, hasta los enemigos más acérrimos de la paz perciben las consecuencias de los acuerdos y diálogos con la insurgencia; para bien o para mal todo el país habla de ello, se atisban en el horizonte grandes sacudidas en el terreno político, un incremento considerable de la presencia popular en ese ámbito y hay quienes temen a esa participación, por eso tanta candela contra la paz.
-PL:¿Cuál es su valoración sobre la última gran marcha de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) rumbo a las zonas y puntos transitorios?
-TJ: Las marchas a los puntos y zonas veredales transitorias de normalización fueron previstas en el Acuerdo Final con el propósito de hacer posible el cumplimiento de lo consensuado; para las FARC-EP era una cuestión de honor y un propósito político cumplir fielmente con lo prometido para así desarmar por completo a quienes argumentan que todo lo nuestro es tramposo.
El país entero -añadió- es testigo de las condiciones en que los guerrilleros hallaron sus lugares de destino, pese a los discursos oficiales sobre el cumplimiento en los preparativos; son el Gobierno y el Estado quienes comienzan a demostrar su falta de seriedad, y eso tendrá sus efectos hacia el futuro de la política.
Pero lo más significativo para nosotros fue el abierto respaldo de la población; en un país donde todos los días se dice que nadie nos quiere, resultan conmovedoras y alentadoras las expresiones y acciones de apoyo a los nuestros, los pobladores se volcaron a recibirnos y acompañarnos.
-PL: No obstante los atrasos en la adecuación de esos lugares los miembros de la guerrilla llegaron hasta allá y contribuyen a la construcción de sus propios campamentos. ¿Otro gesto de paz?
-TJ: Claro, Colombia terminará por conocer y convencerse de la honestidad y la capacidad de trabajo de las FARC-EP.
-PL:¿Dicho retraso alterará el cumplimiento del cronograma para el desarme? ¿Cuándo prevén las FARC-EP que culmine la dejación de armas?
-TJ: Habrá que dialogar al respecto, nuestra intención no es diferir o aplazar de algún modo el cumplimiento de lo acordado, los imprevistos y las dificultades tendremos que abordarlos con el mejor espíritu constructivo, lo ideal sería cumplir con el cronograma, pero ustedes pueden atestiguar quién está fallando.
El problema real es que el Gobierno colombiano parece exigir el cumplimiento estricto de los términos cuando él mismo falta a su palabra; la idea es solucionarlo todo de la mejor manera, de conformidad con el espíritu -y hasta donde sea posible- la letra de lo convenido, la prórroga indefinida sólo sirve a los intereses de los enemigos de la paz, subrayó.
-PL: El Gobierno ha prometido asistencia médica para la tropa en general y en particular para las embarazadas, madres que están amamantando a sus bebés y niños. ¿Está conforme con el programa previsto?
-TJ: Lo previsto es lo que reza en los acuerdos y protocolos, con ellos podemos expresar nuestra conformidad, lo que preocupa más bien es la paquidérmica diligencia del Estado para cumplir con lo establecido en los términos y formas como se pactó.
-PL: Defensores de derechos humanos, líderes comunitarios, políticos e incluso dirigentes de las FARC-EP han alertado sobre lo que consideran una revitalización del paramilitarismo en algunas zonas. ¿Opina que es un peligro para la paz?
-TJ: La violencia contra líderes, dirigentes populares y sociales (el asesinato del inconforme, de quien protesta y reclama por sus derechos conculcados) siempre ha sido el principal enemigo de la democracia en Colombia, a ella realmente puede imputarse la causa fundamental del largo conflicto interno.
No se trata -consideró- de exhortar al gobierno sino de exigir el cumplimiento de lo consensuado con relación a garantías de seguridad y combate al paramilitarismo, un conjunto de medidas contempladas en el Acuerdo Final, que de aplicarse y cumplirse rigurosamente, van a atacar de raíz y definitivamente ese problema; para eso fue la mesa de conversaciones.
El Acuerdo Final (suscrito el 24 de noviembre) va mucho más allá, es para todo el movimiento social y popular; por eso la importancia que tiene lo contemplado en esta materia para la democratización efectiva del país.
-PL: ¿Está listo el modelo para reintegrar a la sociedad a los desmovilizados?
-TJ: Nadie en las FARC-EP va a desmovilizarse (…) se trata de una fijación que el Estado logró posicionar en la mentalidad general y que por tanto se usa sin pensar en su significado; desmovilizar es enviar a alguien para su casa, liberándolo de cualquier compromiso con la fuerza a la que perteneció, es olvidar el pasado e iniciar un camino distinto.
Nosotros, y así quedó contenido en los acuerdos, haremos el tránsito de la política clandestina y con armas a la política abierta y sin armas, pero seguiremos en nuestra lucha; jamás aceptamos en la mesa de conversaciones el modelo liquidador del Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR).
Nos reincorporaremos a la vida civil de modo colectivo, cohesionados, con un proyecto económico, social y político de vida y trabajo legal, para continuar la búsqueda de nuestro objetivo estratégico por otros medios, explicó.
Todas esas cosas se están precisando actualmente en la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación y el Consejo Nacional de Reincorporación, mecanismos bipartitos encargados de que los consensos sean una realidad; aunque se ha avanzado, aún hay muchos puntos pendientes.
-PL: ¿Cuál es el mayor desafío de la actual etapa?
-TJ: Se lo diré lo más concretamente posible: por un lado conseguir la implementación y cumplimiento estricto de lo acordado y, por otro de modo simultáneo, conseguir que la mayoría del pueblo colombiano dé la espalda definitivamente a los rabiosos enemigos de la paz.
-PL: ¿Cómo será la vida de la guerrilla en los puntos y zonas transitorios?
-TJ: Hay un sin número de actividades a cumplir y desarrollar en esos lugares; lo que va a haber es trabajo disciplinado y mucho estudio, se trata de dos consignas que han permanecido en la conciencia de las FARC-EP durante toda su existencia.
Viviremos como hemos vivido siempre, una vida de campamento con su régimen interno; ella facilitará el desarrollo ordenado de todo lo pendiente.
-PL: ¿Mantiene la propuesta de un Gobierno de transición para 2018?
-TJ: Las FARC-EP lanzamos la propuesta de un Gobierno de transición para el año 2018, cuyo principal compromiso sea el cumplimiento y desarrollo pleno de los pactos, eso sólo será posible con la unidad de todo el movimiento popular y social por la paz y la justicia social, pero además aliándonos con sectores progresistas y democráticos, incluso de derecha, que concedan también una importancia cardinal a la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.
Alcanzar ese propósito requerirá de mucho diálogo, de mucha paciencia, de mucha amplitud, de atinada convergencia; será todo un proceso donde, en segundo lugar, se priorice el manejo transparente de los recursos del Estado.
-PL: ¿En mayo estarán creadas las condiciones para constituir el partido de las FARC-EP?
-TJ: Confiamos en que así será, nuestro interés no es el de dilatar algo tan importante y urgente.
-PL: Una vez en marcha las pláticas con el ELN, a qué exhortaría a las partes involucradas en esa negociación.
-TJ: A llegar a un pronto acuerdo; el nuestro es un referente importante que puede facilitar mucho las cosas.
-PL: Expertos afirman que habrá puntos de contacto o coincidencias entre ambos procesos. ¿Cuál es su opinión?
-TJ: El objetivo perseguido por los dos procesos es prácticamente el mismo y de algún modo, aunque con algún matiz particular por parte de la insurgencia, los interlocutores representan los mismos intereses que los de la mesa de La Habana (con las FARC-EP); los pactos, pese a sus particularidades, tendrán que parecerse, ya ni siquiera se puede pensar en unas pláticas tan largas como las desarrolladas en el caso nuestro.
-PL:¿Confía en la posibilidad de conseguir una paz completa para Colombia?
-TJ: Ese es el objetivo que hemos perseguido desde el comienzo de nuestra lucha; siempre hemos considerado realizable la paz con justicia social, democracia, soberanía, en un país encaminado a la prosperidad colectiva.
Si no fuéramos revolucionarios y soñadores que amamos a nuestra nación y su pueblo de esta manera, no hubiéramos dedicado la vida entera a la búsqueda incesante de esa meta.
T/PL