Una voz que no tuvo miedo de alzarse ante el asedio que vivía el pueblo, una voz de tonalidad grave que recitaba al compás de las cuerdas la protesta brava, la canción necesaria para los oprimidos y censurada por los opresores; ese era Alí, un hombre que aunque estudió Química e Ingeniería del Petróleo, estaría destinado a convertirse en el Cantor del Pueblo Venezolano.
Proveniente de una humilde familia, el pequeño Alí nació en Coro, y tras el fallecimiento de su padre, él junto a su madre y hermanos iniciaron un peregrinaje por varios pueblos de la Península de Paraguaná, hasta llegar al municipio Los Taques, en el barrio La Vela, hoy conocido como Sector Alí Primera, cerca de Punto Fijo y del Complejo Refinador Amuay. Debido a la situación económica que embargaba a su familia, el cantautor con tan solo 10 años ganó el sustento de los suyos trabajando algunas veces de limpia botas y otras de vendedor.
Posiblemente los primeros años de la vida de Alí le mostraron el destino que sus pasos seguirían, los hombres como él nacen para el mundo, lo conocen y lo recorren, pero llevando consigo la idiosincrasia de su tierra mansa.
Al ver tocar a su tío el cuatro venezolano, surgió la afinidad del joven Primera por la música, sin embargo en alguna ocasión expresó que su padre era cuatrista y cantador de salves a la Cruz de Mayo, por lo que la música le viene de herencia.
Años más tarde se establece en Caracas, para culminar sus estudios de bachillerato y matricularse en la Universidad Central de Venezuela (UCV) para estudiar Química; posteriormente pasaría una estadía en Europa para formarse como ingeniero del Petróleo, donde logró grabar su primer disco Gente de mi tierra. Fue en ese momento cuando decide no continuar con su formación universitaria, puesto que ideológicamente no estaba dispuesto a dar su esfuerzo a las petroleras internacionales, y regresa a Venezuela para dedicarse a la música.
Establecido en Venezuela, alza en favor del pueblo un canto a la esperanza, a la vida y al despertar de una sociedad, por lo cual fue objeto de un veto por parte de los medios de comunicación y el gobierno.
Tal motivo lo impulsa a crear su propio sello discográfico, Cigarrón, con el cual logró grabar once discos y brindó apoyo a otros artistas que compartían la misma idelogía.
Canciones como Abrebrecha, Canción mansa para un pueblo bravo, Los techos de cartón y Los que mueren por la vida se convirtieron en gritos de guerra de las trincheras revolucionarias que aclamaron un cambio en el país.
El 16 de febrero de 1985 un fatal accidente de tránsito terminó con su vida, pero su obra se enaltece y vive en el ideario de los venezolanos. En el año 2005 el presidente Hugo Chávez declara su música Patrimonio Nacional.
T/CiudadCCS/Albert Cañas