Papa Francisco: Latinoamérica está sufriendo un fuerte embate de liberalismo económico

“Hoy día Latinoamérica está sufriendo un fuerte embate de liberalismo económico fuerte, de ese que yo condeno en Evangelii gaudium cuando digo que esta economía mata. Mata de hambre, mata de falta de cultura. La emigración no es solo de África a Lampedusa o a Lesbos. La emigración es también desde Panamá a la frontera de México con EE.UU señaló el papa Francisco en una entrevista al periodico El País de España.

En la entrevista en Pontífice se refirio al cada vez más creciente problema de la migración. “La gente emigra buscando. Porque los sistemas liberales no dan posibilidades de trabajo y favorecen delincuencias. En Latinoamérica está el problema de los cárteles de la droga, que sí, existen, porque esa droga se consume en EE. UU. y en Europa. La fabrican para acá, para los ricos, y pierden la vida en eso. Y están los que se prestan a eso” enfatizó.

Tambien se refirió a la conducta que tienen algunos gobernantes de ceder espacios de soberanía, sobre este tema dijo: “En nuestra patria tenemos una palabra para calificarlos: los cipayos. Los cipayos, es una palabra clásica, literaria, que está en nuestro poema nacional. El cipayo es aquel que vende la patria a la potencia extranjera que le pueda dar más beneficio. Y en nuestra historia Argentina, por ejemplo, siempre hay algún político cipayo. O alguna postura política cipaya. Siempre la ha habido en la historia. Así que Latinoamérica tiene que rearmarse con formaciones de políticos que realmente den a Latinoamérica la fuerza de los pueblos”.

El diálogo es el camino

El Papa Francisco hizo una dura crítica al rol que han cumplido los medios de comunicación: “le tengo un poco de miedo cuando los medios de comunicación no pueden expresarse con la ética que les es propia. Por ejemplo, hay modos de comunicarse que no ayudan, que desayudan a la unidad”.

Durante la entrevista reafirmó la importancia que le da al diálogo como mecanísmo que debe usar la política: “Diálogo. Es el consejo que doy a cualquier país. Por favor, diálogo. Como hermanos, si se animan, o al menos como civilizados. No se insulten. No se condenen antes de dialogar. Hoy día, con el desarrollo humano que hay, no se puede concebir una política sin diálogo”.

Santos y pecadores

“En la Iglesia hay santos y pecadores, decentes y corruptos”, pero que lo que más le preocupa es “una Iglesia anestesiada por la mundanidad”, acotó.

Sobre este tema, del papel de la iglesia en la actualidad y los actores vinculadas a ella, realizó varias reflexiones:

“Cuando uno lee los Hechos de los Apóstoles, las epístolas de San Pablo, ahí había lío, había problemas, la gente se movía. Había movimiento y había contacto con la gente. El anestesiado no tiene contacto con la gente. Está defendido de la realidad. Está anestesiado. Y hoy día hay tantas maneras de anestesiarse de la vida cotidiana, ¿no? Y quizás la enfermedad más peligrosa que puede tener un pastor proviene de la anestesia, y es el clericalismo. Yo acá y la gente allá. ¡Vos sos pastor de esa gente! Si vos no cuidás de esa gente, y te dejás cuidar de esa gente, cerrá la puerta y jubílate” dijo.

“La Iglesia no deje de ser cercana. O sea, que procure ser continuamente cercana a la gente. Una Iglesia que no es cercana no es Iglesia. Es una buena ONG. O una buena organización piadosa de gente buena que hace beneficencia, se reúne para tomar el té y hacer beneficencia… Pero lo que a la Iglesia la identifica es la cercanía: ser hermanos cercanos. Porque Iglesia somos todos. Cercanía es tocar, tocar en el prójimo la carne de Cristo”.

“El cristianismo, o es concreto o no es cristianismo. La herejía de los gnósticos, que el apóstol Juan la condena. Y era la religiosidad de spray, de lo no concreto. De lo concreto sacamos las consecuencias. Nosotros perdemos mucho el sentido de lo concreto. A mí me decía el otro día un pensador que este mundo está tan desordenado que le falta un punto fijo. Y es precisamente lo concreto lo que te da los puntos fijos. Qué hiciste, qué decidiste, cómo te movés”.

Para finalizar puntualizó “la historia de la Iglesia no la llevaron adelante los teólogos, ni los curas, las monjas, los obispos… los verdaderos protagonistas de la historia de la Iglesia son los santos. O sea, aquellos hombres y mujeres que se quemaron la vida para que el Evangelio fuera concreto. Y esos son los que nos han salvado: los santos”.